Hoy se cumplen 20 años de la boda real de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, que se celebró en la Catedral de Almudena de Madrid durante un lluvioso día de primavera. Al esperado evento acudieron unos 1.200 invitados, con presencia de 28 casas reales del mundo y un buen número de jefes de estado. Unos meses antes de anunciar ante los medios el enlace, la Reina llevaba una vida completamente distinta y habitaba en el que fue su piso de soltera hasta el 2003, mientras trabajaba como profesional de TVE.
La vivienda fue durante un tiempo punto de encuentro de periodistas y curiosos. Se trata de un piso de 85 metros cuadrados situado en una urbanización con piscina y pista de tenis. La casa de la entonces periodista y presentadora ocupaba el séptimo piso de un edificio de once plantas. Según aseguraron los vecinos en su momento, la actual Reina se dejaba ver poco en las zonas comunes.
Poco después, pasó a ser el hogar de su hermana pequeña, Érika Ortiz, tras la ruptura de esta con Antonio Vigo. Allí se mudó junto a su hija, Carla Vigo Ortiz. Los vecinos de la urbanización reconocen que las visitas de Paloma Rocasolano eran frecuentas para ver a la única nieta que tenía entonces.
Tres años y tres meses después de que Letizia abandonara su piso de soltera, la residencia fue testigo de uno de los episodios más dolorosos de su vida. Su hermana Érika, que en aquel entonces tenía 31 años, fue hallada sin vida en el interior, el 7 de febrero de 2007. Aquellos difíciles días se produjeron en la recta final de su segundo embarazo. Tras el duro episodio, Letizia decidió vender la casa en 2008 con un precio de 230.000 euros. De esta forma, cerraba de forma definitiva una etapa de su vida.
Los nuevos propietarios realizaron una reforma completa para adecuarla a sus necesidades y, hasta lo que se conoce, la vivienda tan solo ha sido habitada por esa familia que la adquirió en 2008. A pesar de haber sido tentados por distintos medios, siempre han declinado hablar del que fuera hogar de la actual Reina de España.