LUCES NAVIDEÑAS

La otra cara de las luces de navidad de Vigo: trastornos del sueño, suciedad y el 'centro' secuestrado

Varios vecinos del centro de Vigo están dispuestos a emprender acciones legales contra el Ayuntamiento si no se controla la feria de luces y atracciones que cada día congrega a centenares de personas en las concurridas calles del barrio de La Alameda. "Se están vulnerando la mayoría de nuestros derechos como ciudadanos", apunta una letrada.

ondacero.es

Madrid | 14.12.2021 15:16

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, durante el encendido de las luces de Navidad
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, durante el encendido de las luces de Navidad | Agencia EFE

En estas fechas navideñas, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, presume con orgullo del despliegue de luces y atracciones que, cada año, atrae esta localidad gallega a centenares de turistas que contribuyen a la dinamización de sectores como la hostelería, el comercio y la restauración.

Este año el encendido de las luces navideñas se produjo el pasado 20 de noviembre en un acto que reunió en las calles a centenares de personas que anhelaban contemplar este instante mágico. Un instante que se prolongará hasta después del día de Reyes, manteniendo las luces y las atracciones encendidas durante casi dos meses, razón por la cual diversos vecinos han compartido su malestar.

Malestar entre los vecinos

Son muchas las personas que padecen las consecuencias de este evento que congrega a tantas personas; vecinos descontentos, frustrados y hastiados ante un fenómeno que altera radicalmente sus vidas, sobre todo, si viven en la zona cero de una fiesta que consideran demasiado larga.

“La Alameda ya no existe. Secuestran tu barrio durante más de un mes. No puedo ni bajar a los perros, te cierran las calles de un día para otro. Hay gente que no puede, literalmente, entrar en sus garajes. Hay un bullicio insoportable, con música a todo volumen. Han puesto una feria, perrito piloto, atracciones, tómbolas…”, protesta Elena, una vecina de la calle García Olloqui.

Sin embargo, el descontento de Elena es generalizado en el barrio donde muchos vecinos se están planteando, incluso, emprender un procedimiento judicial para defender sus derechos.

La queja de una letrada

Una abogada, que prefiere mantener su anonimato y cuya casa se sitúa próxima a la noria instalada en la calle Colón, lidera esta iniciativa que aspira a encontrar un consenso con el Consistorio.

El pasado 2019 envió un escrito al Ayuntamiento exponiendo sus quejas. En él explicaba que temía limitaciones a derechos fundamentales como el derecho a la libre circulación, a la seguridad y salud pública, a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, a una vivienda digna y adecuada libre de ruidos o al de la intimidad personal y familiar.

A pesar de que entonces no obtuvo respuesta, este año ha repetido la misma operación debido a que considera que "se están vulnerando la mayoría de nuestros derechos como ciudadanos". Su día a día lo describe así: “Meses sin poder dormir cuando quiero, sin poder trabajar, porque yo trabajo en casa, sin poder salir de mi casa los fines de semana a partir de las seis de la tarde, porque es imposible”, e incide en que “acabas tronada” cuando escuchas una bocina resonar constantemente junto a tu ventana.

En esta ocasión, sí obtuvo una respuesta por parte del Ayuntamiento que le envió, expone, un vasto documento "muy bonito sobre el papel, pero que en la práctica es imposible de ejecutar porque no tienen medios".

La letrada había solicitado que se le detallara el Plan de autoprotección y emergencias, el Plan de tráfico, movilidad, seguridad y transporte público, el Plan de servicios de higiene o el Plan de acción en materia de contaminación acústica. Habiendo recibido la documentación considera que el proyecto resulta inviable. Como ejemplo, pone el acento en cuestiones de higiene, y apela a los múltiples casos de personas que orinan en la calle y en los garajes porque “hasta hace nada no había sanitarios y ahora hay cuatro, pero busca un baño a ver si lo encuentras, son unos contenedores sin señalizar, la gente va a las cafeterías, les dicen que no, y orinan en los garajes".

"Esto no se puede permitir en plena pandemia”, clama esta letrada antes de advertir que estaría dispuesta a interponer una denuncia ante el contencioso administrativo “para que esta situación no se repita en los años venideros porque es una tortura”.

Los vecinos piden mesura

Ninguna de las fuentes consultadas cuestiona las luces ni el hecho de que el alcalde vigués haya hecho de la Navidad un reclamo turístico, pero sí critican la forma en la que el Consistorio ha actuado.

El peor sitio para intervenir es el centro de Vigo”, revela un conductor anónimo de un camión de Bomberos y que menciona una potencial “tormenta perfecta”. “Estamos en Galicia, vienen temporales, es una época con mucha incidencia de siniestros, una época turística en la que Vigo se ha convertido en un referente, pero con las calles cerradas, evidentemente, con un vehículo pesado no puedes entrar, y si lo consigues tienes muchos problemas”, explica.

En el sector de las ambulancias las quejas son coincidentes. Cinco conductores y conductoras han respondido que, “como siempre, es un coñazo circular por la ciudad en estas fechas y casi imposible en días señalados”; “está suponiendo un gran problema", añaden..

En cualquier caso, quienes se muestran más críticos con las luces navideñas y sus consecuencias no piden su eliminación, sino su racionalización.