Los síntomas, igual les suenan a muchos: estrés crónico, agotamiento, falta de motivación, caída de la autoestima y reducción de la eficacia profesional.
Lo que no dice la OMS es de donde viene este problema. Pero en las redes lo tienen claro: Trabajos precarios, con horarios eternos, sueldos bajos y jefes incapaces de gestionar o contratar malas personas.