a la altura del Estadio Vicente Calderón

La nutria regresa a Madrid a través del Manzanares tras 50 años desaparecida en la zona

Un ejemplar de nutria ha regresado a la capital mientras bajaba las aguas del Manzanares a la altura del Estadio Vicente Calderón, donde la han visto por casualidad tras 50 años desaparecida en la zona debido "a la contaminación y mal estado del río".

Europa Press

Madrid | 22.06.2019 18:35 (Publicado 22.06.2019 18:34)

Nutria
Nutria | Pixabay

"Por el tamaño que tenía era con certeza un macho. Era de tamaño más grande que una hembra, con la cabeza más ancha y robusto", ha detallado a Europa Press el biólogo que avistó al mamífero, Francisco José García, que forma parte del grupo de seguimiento de la biodiversidad de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Según ha aventurado García, si la nutria ha empezado a utilizar el río para desplazarse por la zona, en la primavera siguiente podría incluso llegar una hembra y aumentar así las probabilidades de verlas con crías.

"Hay que hacer un seguimiento en el río por si lo están usando de forma más regular o no. Sería muy bonito poder tener presencia de nutrias con crías. Podríamos decir que tenemos un río cien por cien naturalizado", ha indicado el biólogo, que también se dedica a realizar seguimientos y recabar un censo nacional de la especie desde la Sociedad Española de Conservación y Estudio de los Mamíferos (SECEM).

Curiosamente, momentos antes de divisar el macho, García había participado en una reunión del Servicio de Diversidad del Ayuntamiento en la que habían comentado que faltaba que las nutrias ocuparan de forma regular el Río Manzanares.

Así, mientras tenía que recorrer Madrid Río para realizar tareas de control de plagas de insectos y búsqueda de refugios de murciélagos, García no dejó de estar alerta en el cauce por si algún movimiento, excremento o huella en sus inmediaciones le llamaba la atención y, casualmente, detectó este ejemplar dentro del agua.

Según ha señalado García, entre 2010 y 2011 ya se habían encontrado indicios de presencia de nutrias cerca de El Pardo e incluso llegaron a Puente de los Franceses, pero, en palabras del biólogo, "no más a bajo".

Posteriormente, hace aproximadamente dos años, alcanzaron el Puente del Rey pero sin llegar al Puente de Segovia. Este viernes sí que se pudo ver a este ejemplar surcando hasta la altura del Estadio Vicente Calderón.

Dos causas giran en torno al regreso de la nutria en Madrid Río. Por un lado, que el río vuelva a su "transcurso natural" cuando hasta hace tres años este era "una balsa llena de mosquitos que olía mal y de lo que los vecinos se quejaban".

Por otro lado, el río ya cuenta con toda su vegetación, como los carrizos, y con mucha más diversidad de especies animales, especialmente de aves y peces. "La renaturalización del río ha sido tan buena que solo faltaba la nutria", ha observado el biólogo, que ha agregado que se trata del "depredador máximo en un río que esté bien conservado".

En este sentido, García ha puesto en valor la recuperación de los barbos, unos peces que son autóctonos, a diferencia de la carpa, que es invasora. "En los últimos dos años han empezado a utilizar el río de forma natural, han subido igual que hacen las truchas y los salmones, suben a la parte cabecera para poner sus huevos", ha indicado.

Esto es un factor que ha ayudado a atraer la nutria, dado que es un animal carnívoro que se alimenta básicamente de peces, aunque a falta de ellos, consume cangrejos de río o pequeños mamíferos, como visones americanos o ratas.

No es difícil que la nutria vuelva para quedarse, dado que no es un animal que migre según la estación del año, si no que es residencial, y los adultos suelen reproducirse y quedarse en el lugar. "Las nutrias son territoriales. Generalmente, cuando se estudian sus movimientos, el macho de nutria suele tener un territorio de 20 kilómetros y dentro de él se pueden encontrar varios territorios de hembras", ha desvelado.

De hecho, es un animal que no vive en grupo, a no ser que se trate de una hembra con varias crías. En este caso, como tardan poco a encontrar la comida, dedican buena parte del día a jugar, por lo que si se les respeta y no se les molesta, es fácil poder llegar a ver dos o tres crías jugando en el agua aunque haya gente cerca.