El pasado 2 de mayo, Mayte Q. recibió una paliza en el parque Warner por defender a su hijo Jimy, después de que un hombre insultara al niño de 11 años, que tiene autismo. La mujer acabó perdiendo el conocimiento a causa de los golpes y tuvo que ser trasladada al hospital, con la cara ensangrentada, los ojos morados y una lesión cervical.
Según una información de El País, todo ocurrió cuando un hombre "de entre 40 o 50 años" increpó al menor en la atracción de Batman, una montaña rusa de las disponibles en el parque temático, por haberse "colado" por el acceso rápido a las atracciones. La víctima, que había acudido acompañada de dos amigas suyas y sus respectivos hijos, contaba con una pulsera azul que el parque otorga a las personas con discapacidad, para que estas y tres acompañantes no tengan que esperar en exceso.
Mientras pasaban por el lugar estipulado en la atracción, el agresor, junto con otro grupo de hombres, les reprendieron por saltarse la cola, a lo que las mujeres les explicaron que disponían de prioridad a causa de la discapacidad del pequeño. Sin embargo, este hombre se mofó del niño, al que llamó "mongolito", haciendo gestos con los brazos. Sin embargo, ese primer incidente quedó ahí, a pesar de que las risas e insultos continuaron.
Tras bajar de la atracción, el niño continuaba obsesionado con el agresor, al que llamaba "el hombre malo", tanto que al volver a encontrárselo comenzó a gritar alterado. Al ver esta reacción de su hijo, Mayte decidió mediar en esta situación. “¿Eres la madre del mongol?”, preguntó él, tras lo cual la agarró del pelo y la estampó contra el suelo. Tras este primer golpe, ella se revolvió y se encaró con él, acabando contra el cemento boca abajo, con un golpe que la dejó completamente inconsciente.
La mujer tuvo que ser trasladada al hospital tras este ataque, que le dejó con un labio partido, la nariz ensangrentada, los ojos morados y una herida profunda en la frente. Además, la revisión médica constató que también había sufrido un traumatismo cervical, unas lesiones que la médico forense del juzgado decidió rápidamente que fueran estimadas por lo penal como delito grave.
El autismo, un problema invisible que sufren muchas familias
No es la primera vez que uno de estos problemas se da. El pasado 22 de marzo de 2020, en plena pandemia de coronavirus, José Manuel Barbé, de 35 años, publicó un vídeo en sus redes sociales en el que denunciaba el acoso que estaba sufriendo su familia y, especialmente, su hijo. Tras varios días encerrados con el pequeño, que, además de autista, también es hiperactivo, decidieron salir a dar un paseo gracias al permiso del Gobierno para las personas con discapacidad. Desde los balcones de su barrio, la gente les insultó y les llegaron a desear la muerte.
Ahora, el caso de Mayte se encuentra en los tribunales, aunque este problema que ella ha vivido en primera persona es algo que sufren los progenitores de muchos niños con autismo. Según explican algunos expertos, cada día ocurren más situaciones como esta, donde la gente ya ha dejado de mirar con pena y ha pasado a sentir desprecio hacia las personas que sufren un trastorno del espectro autista, una discapacidad casi invisible. En España hay unas 450.000 personas diagnosticadas con esta discapacidad.