En una carta fechada en diciembre de 2014 en la Ciudad del Vaticano que remite el Papa a la familia de la víctima, a la que ha tenido acceso Efe, Francisco transmite su apoyo y reconoce que "es muy dura la cruz" que deben llevar por esos hechos, y pide "al Señor" que les ayude "a llevarla".
Los padres de un chico que fuera alumno del colegio vizcaíno Gaztelueta, que forma parte de la obra corporativa del Opus Dei, escribieron a Francisco y le relataron los abusos sexuales que había sufrido el menor en ese colegio.
El Papa les respondió justo antes de la Navidad del año pasado con una tarjeta manuscrita en la que les agradece su carta y la documentación adjunta, al tiempo que pide al padre del chico que le "sienta cercano" con su oración.
"Además, hoy mismo envío la documentación a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que instruyan el juicio canónico al educador y al colegio pero sin molestar al chico", explica Francisco.
La tarjeta del Papa termina deseando a la familia "un santo y esperanzador 2015", según ha publicado hoy El Mundo.
El caso se hizo público en enero de 2013, cuando el padre de la víctima explicó en varios medios los abusos que había sufrido el menor en su centro escolar y la falta de respuesta oportuna por parte del colegio, donde "lo negaron todo, porque quieren tapar la mala imagen del centro", reprochó entonces el padre.
Contó que su hijo se encontraba en tratamiento psiquiátrico, y que no podía hacer vida normal debido a las consecuencias derivadas de los abusos que había sufrido.
Según relató, los presuntos abusos sexuales por parte del profesor se cometieron en los cursos 2008-09 y 2009-10, cuando su hijo cursaba primero y segundo de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y tenía 12-13 años, aunque la familia no percibió que algo ocurría hasta la primavera de 2011, cuando el menor se negó a ir al colegio y empezaron las indagaciones.
Además, el profesor, a su vez, promovió, supuestamente, que el resto de compañeros acosaran y se rieran de la víctima con el objetivo de que le aislaran del grupo, "lo que consiguió", según precisó el padre.
La familia había decidido no denunciar los hechos ya que el estado anímico del menor le iba a impedir afrontar un proceso legal.
"Los médicos dicen que un proceso así le provocaría un retroceso en su estado, pero cuando mi hijo esté preparado, lo denunciaremos, sin duda", comentó en 2013.
La Fiscalía Superior del País Vasco incoó diligencias de investigación sobre este caso tras escuchar las declaraciones del padre, si bien éstas se archivaron.
Según se argumentó entonces, los hechos tenían visos de realidad pero se procedió al archivo ante la imposibilidad de profundizar en la investigación.
La familia de la víctima ha esperado a que fuera mayor de edad y ha presentado una querella criminal en un juzgado de Getxo, según han confirmado fuentes jurídicas, que se acompaña con la carta remitida por el papa Francisco.