bajo el marco de la operación "Kennels"

Desarticulan una red dedicada a organizar peleas ilegales de perros de razas peligrosas

Los investigados organizaban las peleas a través de las redes sociales. Durante las peleas, se ponía música a un volumen muy alto para evitar que desde el exterior se escucharan los alaridos, aullidos y ladridos estremecedores de los animales.

ondacero.es

Madrid |

Fotografía facilitada por la Guardia Civil de la operación "Kennels" | Efe

Varios vídeos encontrados en un caso de pornografía infantil han llevado al Equipo de Investigación del SEPRONA de la Guardia Civil de Málaga a desarticular una red que desde 2011 se dedicaba a organizar espectáculos de peleas ilegales de perros de razas peligrosas de extrema crueldad.

La llamada operación "Kennels" (perrera, en inglés) se ha saldado con la apertura de una investigación a cuatro personas -uno de ellos se hacía llamar Paco Kennels, por la supuesta comisión del delito de maltrato animal de manera continuada.

La investigación se inició el pasado mes de agosto a requerimiento del Juzgado nº 2 de Fuengirola (Málaga) a raíz del hallazgo de un delito de maltrato animal en el marco de un proceso judicial por delitos de pornografía infantil en el que se encontraron varios videos donde se observaban peleas de perros, algunos de ellos de especial crueldad.

Al visionar las imágenes, los agentes del SEPRONA pudieron comprobar la existencia de estas peleas en la que algunos de estos animales sangraban abundantemente como consecuencia de las heridas que se producían.

Asimismo, pudieron observar como los propietarios y asistentes al espectáculo ilegal jaleaban y animaban a los perros a enfrentarse violentamente, lo que facilitó también su identificación.

Continuando con las investigaciones, la Guardia Civil logró averiguar el lugar y la fecha de la comisión de los delitos además de localizar a los organizadores y participantes de las peleas.

Se pudo constatar que las luchas de perros eran organizadas en lugares previamente acordados a través de las redes sociales y a las que solo asistían personas allegadas y de especial confianza.

Uno de los lugares habituales era el criadero que poseía uno de los investigados, Paco Kennels, en el que tenía habilitado y acondicionado un "ring o reñidero", donde un arbitro dirigía las peleas.

Durante las peleas, ponían música a todo volumen para evitar que desde el exterior se pudieran escuchar los alaridos, aullidos y ladridos estremecedores de los perros.

Además, los animales no recibían ningún tipo de asistencia veterinaria a pesar de las lesiones sufridas, limitándose después de las peleas a refrescar a los canes con agua para rebajar la excitación, tensión y pulsaciones. Aquellos que sobrevivían a la pelea eran después vendidos por su resistencia física.

Para que adquirieran mayor corpulencia y fueran más competitivos en estas peleas ilegales, utilizaban maquinas y métodos de entrenamiento físico para perros.

Los agentes han podido determinar que estas peleas se han venido produciendo desde el año 2011 hasta principios de 2016. Algunos de los implicados criaban cachorros de razas potencialmente peligrosas, utilizándolos como reclamo en estas peleas para conseguir de esta manera darle mayor prestigio y valor económico a la hora de venderlos.

Fuentes de la investigación, han lamentado que este tipo de maltrato en espectáculos no autorizados, que han calificado de "salvajadas", queden en penas máximas de dos años de cárcel, lo que evita el ingreso en prisión si no hay antecedentes.