El juicio estaba programado para este mes, pero se aplazó al 4 de julio porque el acusado principal, el gallo, no se presentó. El caso es que la dueña de este animalillo, Corien Fasso, está dispuesta a negociar y a llegar a una solución, pero sus vecinos solo admiten una opción: encerrar al pobre gallo por la noche. Dicen que están en una urbanización y de vacaciones, y que le sienta fatal despertarse a las 6 de la mañana.
Al final ha tenido que salir el alcalde de Olerón a poner orden y se ha indignado sobremanera, pero no con el gallo, con los turistas: ha dicho que si hoy denuncian al animal, qué será mañana, ¿El viento? ¿Las gaviotas? ¿Su acento suereño Francés? Irónico el alcalde. Además ha propuesto que los sonidos rurales se declaren patrimonio nacional.
Así que, de momento, en medio de esta guerra, el único que ha ganado es el Gallo Maurice, que sigue siendo el gallo de su corral, o de su isla en este caso.
¿Se va a cerrar un gallinero porque molesta a los turistas? El alcalde de Cangas lo explica en Más de uno