El resultado es que ha ganado, con un 54% de apoyos, la opción moderna; la opción de dejarlas sin cuernos; que es la que defendían las principales asociaciones ganaderas. Enfrente han tenido a un Juan Palomo suizo, a un ganadero que se llama Armin Capaul que lo que defendía era "la vuelta a los orígenes": vacas con sus cuernos, argumentando que las vacas son mucho más felices con cuernos y que sufren bastante, él ponía el ejemplo de los humanos con el dentista, cuando va alguien y las deja descornadas.
Este hombre, que es un libertario que vive en el monte con unas cuantas vacas, empezó a mover el tema hace 7 años y al final, ha conseguido recoger por Internet (porque es primitivo pero usa Internet) las 100.000 firmas necesarias para hacer un referéndum nacional sobre los cuernos de las vacas.
Al final, lo ha perdido, pero él lo que pedía es que los ganaderos que, como él, dejan a las vacas con sus cuernos recibieran subvenciones del Estado. Los partidarios de quitar los cuernos, dicen que es un problema que las vacas tengan cuernos porque se golpean unas con otras y ellos necesitan mucho más espacio donde puedan descansar los animales.
En realidad, lo de vacas suizas con cuernos es ya una estampa del pasado porque 3 de 4 vacas del país o bien son de razas alteradas genéticamente para que nazcan sin cuernos o bien se los han eliminado al poco de nacer.