Hay múltiples formas de consumir café y dependiendo de qué manera se haga este será un hábito saludable o no. Un consumo moderado podría aumentar la energía y concentración, lo que mejora la productividad y para muchos acaba convirtiéndose en un indispensable con el qué afrontar la jornada laboral. Se puede decir con certeza, que sus efectos se ven totalmente condicionados por el uso que se haga de este producto con origen natural, ya que un consumo excesivo, puede llegar a provocar ansiedad, inquietud o insomnio.
El café se ha visto inmerso en un mar de críticas desde sus orígenes, que fueron convulsos y derivaron en la prohibición de su venta en el mundo árabe en 1511. En su llegada a Europa en 1600, le recomendaron al Papa Clemente VII prohibirlo, aunque finalmente declinaría este consejo. Desde ese momento su popularidad creció y la mercantilización y exportación del producto se convirtió en un básico para el continente europeo, que decidió comenzar a cultivar café en países tropicales.
El Papa Clemente VII bautizó el café como bebida: dejar sólo a los infieles el placer de esta bebida sería una lástima
Las últimas investigaciones científicas realizadas por La Escuela de Salud Pública de TH Chan de Harvardsobre sus efectos, han desmentido que ocasionen directamente cáncer, probándose que un consumo de 3 a 5 tazas diarias reduce el riesgo de enfermedades crónicas y cardiovasculares, el estrés y además, hace que combatamos el cansancio. En una de sus nuevas formas de consumirlo, se ha probado que el café frío es menos ácido, por lo que daña menos el esmalte y el estómago y también, hace que sus propiedades hidratantes aumenten.
En los últimos años hemos podido ver que sus diferentes modalidades de preparación han evolucionado, convirtiéndose casi en una especie de arte contemporáneo. En la gran mayoría de las ciudades, ahora convergen los bares clásicos que ofrecen café antes del amanecer, hasta los nuevos locales en los barrios de moda, que ofrecen decenas de tipos de café y sus precios se alejan de lo económico.
De media los españoles consumen 4 cafés al día
Lo que sí tenemos claro es que el café consigue tender puentes, unir el pasado con el presente y dar a los consumidores unos minutos de respiro. Su consumo moderado es siempre beneficioso y aunque el café caliente tenga más antioxidantes, el café frío puede tener menos cafeína que el caliente según un estudio del Journal of Analytical Toxicology, por lo que la elección queda al gusto del consumidor, que podrá estar convencido de que una taza de café nunca le hará mal.