6 De cada 10 bebés de madres que beben tiene retrasos neurocomportamentales
El consumo de alcohol de las madres embarazadas genera retrasos neurocomportamentales en 6 cada 10 de sus bebés nacidos en el hospital Virgen de la Arrixaca, de Murcia.
Son datos de su Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica facilitados por el Gobierno murciano el Día de Mundial de los Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF). Tres cada diez nacidos en ese centro de madres que beben son prematuros, frente al 10 % habitual, y tienen un perímetro cefálico pequeño, y uno de cada 10 tiene malformaciones mayores, principalmente cardíacas.
El 90 % del cerebro de los niños se forma durante el embarazo y el primer año de vida. Una media internacional de una de cada 10 mujeres bebe durante el embarazo. Expertos en psiquiatría y adicciones y familias afectadas por TEAF han advertido de que no hay un consumo mínimo seguro de alcohol durante el embarazo que pueda garantizar que el cerebro o cualquier otro órgano del niño no se vea dañado.
Por primera vez, asociaciones de padres cuyos hijos están afectados por este síndrome, junto con la Confederación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación y Familiares de España y la sociedad científica Socidrogalcohol se han unido para reivindicar esta semana en Madrid un estudio de prevalencia que aporte luz.
Hasta ahora, el único dato fiable del que se dispone en España es el aportado por un estudio del Instituto Catalán de Acogida y Adopción y la Subdirección General de Drogodependencias de Cataluña, conocido ahora, que señala que la mitad de los niños adoptados en Cataluña procedentes de Rusia y Ucrania sufren este trastorno.
Pero las asociaciones de afectados van más allá y creen que esto solo es la punta del iceberg, ya que sospechan que la mitad de los niños diagnosticados de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad pueden tener (TDAH). En ese sentido, la delegada del Plan Nacional sobre Drogas, Azucena Martí, ha incidido en la dificultad del diagnóstico, ya que muchas veces los síntomas se confunden con los de la hiperactividad, y ha señalado que "cogido a tiempo puede mermar mucho sus consecuencias".
Pilar Laguna, de la asociación de padres y madres de hijos afectados por ese trastorno (Safgroup), ha explicado que el mayor porcentaje de niños con este síndrome es el de los menores adoptados que proceden de países del este, del conocido como "el cinturón del vodka".
Madre de un niño de 11 años adoptado en Polonia, Laguna ha recalcado la importancia de alertar sobre "el consumo cero de alcohol" tanto si las mujeres están embarazadas como buscando un bebé, porque el impacto es "irreversible". "Lo que bebe la madre, lo bebe el bebé", ha advertido.
Y es que el alcohol atraviesa la placenta con facilidad (en 10-15 minutos) y el feto está expuesto a los mismos niveles de alcohol que la madre. Así lo ha expuesto la doctora Nuria Gómez, coordinadora del Programa TEAF del Servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, que ha recomendado a las mujeres en edad fértil que beban alcohol que usen métodos anticonceptivos.
Un comportamiento inmaduro, a veces desafiante y agresivo, con hiperactividad, falta de atención y capacidad de organización, con problemas de aprendizaje, dificultades para memorizar, recordar y de integración sensorial, epilepsia, alteraciones en el lenguaje o dificultades en las relaciones sociales son algunos de los síntomas del síndrome. "Mi hijo era como una pelota de ping-pong que no paraba de rebotar por todos sitios desde muy bebé, no prestaba nada de atención", ha señalado Laguna.
Estos niños, además, no manejan adecuadamente conceptos abstractos como dinero o tiempo, son muy propensos a las adicciones y no aprenden de sus errores, lo que hace que incurran fácilmente en delitos y que terminen enfrentándose a una justicia que les trata como adultos, pero que olvida que su edad mental puede ser la de un niño de primaria.
La psiquiatra ha incidido en la importancia del diagnóstico precoz. Los datos muestran que en los niños detectados antes de los 6 años la actividad delictiva es cero, mientras que sube hasta el 67 % si son diagnosticados entre los 11 y 18 años, y al 80 % si ya tienen más de 21 años. "Ya son bombas de relojería".
El hecho de que sean fácilmente manipulables les hace muy difícil poder llevar una vida "normal" y en muchos casos causa que el afectado tenga que estar acompañado y tutelado de por vida. "Diría que ninguno puede ser autónomo a los 18 años", ha asegurado la psiquiatra. Desde las asociaciones se pide que este síndrome se incluya en los programas de salud del Niño Sano de las diferentes comunidades autónomas como una forma de detectarlo precozmente.