ADICCIONES

Así se controla el fentanilo en España: ¿es un peligro para la salud pública?

El opiáceo al que ya son adictos miles de ciudadanos estadounidenses también se comercializa en España, y se destina a pacientes con dolores crónicos severos, sometido a un férreo control en su dispensa.

👉 Qué es el fentanilo, la devastadora droga que arrasa las calles de EEUU

Ángel Lobo Calvillo

Madrid | 05.08.2023 13:24

Así se controla el fentanilo en España: ¿es un peligro para la salud pública?
Así se controla el fentanilo en España: ¿es un peligro para la salud pública? | Mauricio Dueñas / EFE

Unas escalofriantes imágenes de las calles de Estados Unidos llevan varios meses recorriendo las redes: entre tiendas de campaña y bolsas de basura, los vídeos viralizados en redes sociales muestran los perniciosos efectos del fentanilo, la droga que el año pasado arrebató la vida de 70.000 personas en el país.

Como si se tratase de "muertos vivientes", los usuarios adictos a este potente opiáceo zombie caminan trastabillando, con la mirada pérdida y enfrentando una terrible adicción. Son ciudadanos atrapados en los brazos de los opiáceos, que, según la OMS, provocan el 70% de las muertes relacionadas con drogas en todo el mundo.

Aunque la epidemia de fentanilo parece una realidad puramente estadounidense - en gran parte lo es-, nuestro país es el cuarto dentro de la OCDE en el que más fentanilo se consume, por detrás del país americano, Alemania y Reino Unido. Tal y como recoge el Informe Edades 2022, elaborado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, el consumo de opiáceos - con o sin fines terapéuticos- subió el pasado año un 0,6%.

Pese a no tratarse de un ascenso especialmente preocupante, el fentanilo ha escalado unos cuantos puntos porcentuales: de tratarse de un opiáceo marginal - suponiendo apenas un 1,9 % del consumo-, esta droga 50 veces más potente que la morfina se ha convertido en el tercer opiáceo más consumido, por detrás de la codeína y el tramadol: un 14% de los consumidores de este tipo de estupefacientes opta por el fentanilo, que, cuando se inventó, fue empleado para sedar elefantes. En los seres humanos, esta droga produce una intensa sensación de bienestar. Con los datos sobre la mesa ¿hay motivos para preocuparse por una posible "epidemia" de Fentanilo en España?

¿Cómo se utiliza el Fentanilo en España?

Rafael Areñas Velasco, vicepresidente del Colegio de Farmacéuticos de Madrid explica en ondacero.es que en España el fentanilo, al igual que otros opiáceos, es utilizado como analgésico para afrontar dolores crónicos y severos: aunque normalmente se prescribe para ayudar a pacientes oncológicos a llevar una vida normal, también se puede recetar a otros pacientes víctimas de dolores crónicos incompatibles con la vida normal.

Areñas explica que, sin embargo, y como sucede con otros estupefacientes, el fentanilo presenta dos grandes inconvenientes: la dependencia y la tolerancia que genera, que puede provocar que los consumidores necesiten aumentar la dosis más y más tan solo para sentirse normales, y evitar efectos derivados de la adicción como los sudores fríos o la hipersensibilidad en la piel.

La ventaja que presenta este medicamento a la hora de tratar dolores crónicos es que se comercializa en forma de parches transdérmicos, que el paciente solo tiene que colocarse sobre la piel durante 72 horas para que la dosis se vaya absorbiendo y ejerciendo su efecto analgésico.

Además de ser cómodo, este método previene contra el abuso de la sustancia o la sobredosis, pues el usuario recibe de manera espaciada una dosis de 100 microgramos; una sobredosis de fentanilo, indica Velasco, requeriría un consumo 20 veces mayor, de 2 miligramos (el equivalente a 10 granos de sal).

Sin embargo, explica el farmacéutico, la distribución de este estupefaciente está totalmente controlada: el usuario tiene que presentar una receta de estupefacientes prescrita por un médico para obtener el medicamento en la farmacia. Según explica Velasco, la mayoría de farmacias no suelen tener estos estupefacientes tan fuertes en su almacén por su demanda relativamente baja y para evitar posibles robos: según explica el vicepresidente del Colegio, lo más normal es que solo las farmacias a las que acude habitualmente un paciente crónico tengan este tipo de opiáceos tan fuertes.

Los establecimientos solo tienen la obligación de tener disponibles tres ampollas de morfina para emergencias; cada vez que se pide un estupefaciente a la farmacéutica, la farmacia debe presentar un vale oficial de estupefacientes, y recoger la solicitud en el libro recetario. En este mismo libro recetario se recoge la identidad de la persona a la que se vende el medicamento, y se lleva un registro de las cantidades suministradas. Estos informes son remitidos a la Administración, que de este modo ejerce un control y un seguimiento sobre la dispensa de los estupefacientes.

El vicepresidente del colegio afirma que el robo de la sustancias en las farmacias no supone un problema: las farmacias que cuentan con existencias de Fentanilo solo poseen los parches en los almacenes, que no son útiles para el consumo recreativo. Sin embargo, indica Areña, el robo de esta sustancia sí que da algunos problemas en los hospitales, que poseen fentanilo en estado líquido.

¿Por qué se ha extendido tanto en Estados Unidos?

El fentanilo fue sintetizado por la farmacéutica Jansen en 1959, y aunque en un inicio esta sustancia fue comercializada en el formato de parches, en los 90 se crearon otros productos de consumo más directo para afrontar picos de dolor: piruletas, pulverizadores, películas sublinguales, etc.

A principios del siglo XXI, se comenzó a mezclar esta sustancia con otras drogas como la heroína o la cocaína en Estados Unidos, con el objetivo de generar dependencia en los consumidores. De manera ilegal, el fentanilo se consume de numerosas maneras: esnifándose en polvo, a través de goteros, etc.

Estados Unidos vive un pico histórico en el consumo de esta sustancia, y Areñas lo atribuye a la falta de control en la sanidad estadounidense: mientras que el sistema de Salud público español controla el suministro de estas sustancias y coordina a las diferentes administraciones para afrontar el problema de las adicciones, en Estados Unidos el sistema privado relega la receta al criterio de cada uno de los centros privados.

Areñas pone por ejemplo la estrategia adoptada por las administraciones en el año 2015, cuando se decidió profundizar en soluciones alternativas a los estupefacientes, después de que los tratamientos de esta naturaleza alcanzasen un pico considerable.

El farmacéutico compara la situación que se vive en los "barrios de zombies" de Filadelfia o Los Ángeles con el auge de la heroína en la España de los 70, concentrada en el extrarradio de grandes ciudades como Madrid. La situación es tan grave en Estados Unidos que la Analosona, el antídoto contra las sobredosis de fentanilo, se puede dispensar sin necesidad de receta médica; cualquier persona lo puede comprar en cualquier momento.