La princesa Leonor ha comenzado su primer día de clases en el prestigioso internado UWC Atlantic College de Gales, el prestigioso internado donde cursará sus estudios de Bachillerato Internacional durante los próximos dos años.
La primogénita de doña Letizia y don Felipe aterrizó ayer por la tarde en Londres y llegó a la escuela tras un viaje de más de dos horas en autobús. En esta primera jornada, tanto ella como el resto de estudiantes pudieron conocer las instalaciones y familiarizarse con el inmenso campus que se acaba de convertir en su nuevo hogar y que se encuentra en la costa del sur de Gales, a 35 kilómetros de Cardiff y a unos 270 de Londres.
Pese a que tiene que guardar cuarentena en su habitación debido a la pandemia de coronavirus, no se ha librado de una especial bienvenida de los alumnos que el propio colegio ha compartido en sus redes sociales.
Aunque la princesa Leonor ya pudo conocer a los que ya son sus compañeros de colegio en la audiencia al Patronato de la Fundación Comité Español de los Colegios del Mundo Unido, que se celebró el pasado mes de julio, los estudiantes de segundo curso de bachiller han hecho para los alumnos de nuevo ingreso, entre los que se encuentra Leonor un recibimiento especial.
Una bienvenida poco común
En el vídeo que ha compartido el Atlantic College se puede ver a un grupo de adolescentes, en un ambiente completamente festivo, que portan algunas banderas, como la del colectivo LGTBI o la europea, silbando, golpeando cacerolas y con vítores y aplausos para saludar a sus nuevos compañeros.
Se trata del mejor ejemplo de que la princesa de Asturias convivirá los próximos dos años con personas de perfiles muy diversos, procedentes de todas las partes del mundo y de distintos estratos sociales. Es por ello que uno de los objetivos del centro es fomentar “el entendimiento internacional e intercultural” para que sus estudiantes adquieran un “espíritu abierto y crítico”.
La nueva rutina de la princesa
En el internado, compartirá habitación con otras tres chicas, y vivirán en una especie de casa en la que ellas mismas tendrán que hacerse la colada, por lo que la organización para cuadrar horarios será imprescindible.
El día empezará para ella muy temprano, ya que las clases dan comienzo a las ocho de la mañana, por lo que tendrá que madrugar para desayunar y arreglarse antes de coger sus libros.
Una vez acabadas las clases, a la una de la tarde, llega la comida, que se hace en el comedor del centro para todos los alumnos, ya que así facilita la socialización de todos los estudiantes.
Por las tardes, toca el turno de los servicios comunitarios, la actividad física y la actividad creativa, con al menos dos horas semanales dedicadas a cada uno de ellos.