Moringa oleifera, así se llama la planta que ha sido apodada por muchos como "el árbol de la vida". Aunque todavía es una gran desconocida para el gran público, su perfil nutricional y sus posibles beneficios para la salud están dando que hablar.
Y no es para menos, esta planta originaria del norte de la India contiene más calcio que la leche, más potasio que el plátano y más magnesio que el chocolate negro. A eso se suma su alto contenido en vitamina A, C, E, hierro y aminoácidos esenciales, lo que la convierte en un auténtico "superalimento", según diversos estudios científicos.
Un aliado natural contra la inflamación y el colesterol
Más allá de sus nutrientes, la moringa ha sido objeto de investigaciones por sus propiedades medicinales. Algunos estudios preliminares apuntan a que sus compuestos bioactivos pueden ayudar a regular el azúcar en sangre, mejorar la sensibilidad a la insulina y ejercer un efecto antiinflamatorio y antioxidante. Esto la convierte en una opción interesante para quienes buscan proteger órganos como el hígado, los riñones o el corazón.
De hecho, los expertos califican a la moringa como un alimento "accesible para todos" que podría contribuir a aumentar la esperanza de vida si se incorpora en una dieta equilibrada. Además, sus propiedades digestivas y su aporte de fibra ayudan a mantener la energía durante el día.
Más nutrientes que los alimentos estrella
- Calcio: más de 440 mg por cada 100 gramos de hojas secas, casi cinco veces más que la leche.
- Potasio: hasta siete veces más que el plátano, dependiendo del formato de consumo.
- Magnesio: hasta 42 mg por cada 100 gramos, compitiendo con el cacao puro.
¿El problema? Su sabor
Pese a todas sus virtudes, la moringa no es precisamente un manjar. Su sabores amargo, picante e incluso terroso, lo que hace que muchos opten por consumirla en forma de cápsulas o en polvo mezclada con batidos, yogures o sopas para disimular su intensidad.
No es para todos
Aunque es una planta segura en dosis moderadas, su consumo en exceso o en presentaciones no reguladas podría tener efectos secundarios, especialmente en personas con enfermedades crónicas o que toman medicamentos para la presión arterial o la glucosa. Además, algunas partes de la planta, como la raíz, pueden contener sustancias tóxicas si no se procesan adecuadamente.
Por eso, es importante consultar siempre con un profesional antes de incorporarla de forma regular a la dieta, sobre todo en casos de embarazo, hipertensión o diabetes.

