"En cuanto confirmamos que este cobarde atentado fue obra del EI, dimos instrucciones a nuestras Fuerzas Armadas, y hasta hoy, en aproximadamente 48 horas, hemos atacado cerca de 500 de sus objetivos en Siria e Irak", dijo Davutoglu en un discurso recogido por la agencia semipública Anadolu.
El primer ministro precisó que estos ataques se habían realizado "desde tierra, con morteros y tanques", tanto desde el campamento de fuerzas voluntarias iraquíes de Bashika, al noreste de Mosul, como desde la frontera turco-siria.
La presencia de unidades militares turcas con armamento pesado en Bashika había suscitado en diciembre tensiones entre Turquía y el Gobierno iraquí, que ha exigido la retirada de todos los efectivos turcos de su territorio, si bien ésta al parecer aún no se ha producido.
"Disparamos con todos los recursos a nuestro alcance y hemos podido comprobar uno por uno que se han 'neutralizado' unos 200 miembros del EI, entre ellos varios dirigentes regionales", dijo Davutoglu.
El mandatario prometió "continuar luchando con toda fuerza" contra la organización extremista "que ensucia el nombre del islam", "hasta alejarla por completo de las fronteras de Turquía".
Advirtió además contra el peligro de considerar a todos los refugiados sirios como terroristas porque el yihadista suicida de la plaza Sultanahmet se había presentado a las autoridades turcas bajo esta identidad días antes de cometer el atentado.
"Si ahora vemos a todos los sirios como una amenaza, y si se considera a todos los musulmanes en el mundo una amenaza potencial porque el EI explota nuestra religión, entonces habremos caído en la trampa a que nos quieren llevar los terroristas", subrayó Davutoglu.