Según informa el portal shanghai.ist, una de ellas encontró de casualidad una antigua casa de 700 metros cuadrados en los suburbios de Guangzhou (China) y el grupo reunió unos cuatro millones de Yuanes (580.000 dólares) para reformarla.
El resultado: una hermosa casa de tres pisos ubicada en las colinas, con ventanas de vidrio con vistas a los campos de arroz y un amplio espacio en la planta baja para la vida comunitaria. Las habitaciones en la planta superior están todas separadas entre sí.
Además, otra de las curiosidades de este grupo de amigas es que, para evitar el día en que se convirtieran en siete jubiladas arruinadas que discutían las unas con las otras, decidieron que cada una adquiriría una habilidad diferente que sería de utilidad para sus vidas futuras.
Por tanto, una de ellas se especializaría en cocina, otra en el cultivo de hortalizas y las otras en música y medicina tradicional china, entre otras.