Pedro Sánchez comenzó la semana con una reflexión que muchas personas ya se habían hecho, especialmente tras la intensificación del Gobierno en su condena por los ataques de Israel a Gaza: "Nuestra posición es clara y rotunda: hasta que no cese la barbarie, ni Rusia ni Israel deben estar en ninguna competición internacional más. ¿Por qué se expulsó a Rusia tras la invasión de Ucrania y no se expulsa Israel tras la invasión de Gaza?", aseguraba el presidente.
El economista y profesor Gonzalo Bernardos ha analizado en Más Vale Tarde la polémica en torno a los boicots culturales y deportivos contra Israel tras la ofensiva en Gaza. Rusia fue excluida de competiciones internacionales como el Mundial o Eurovisión, pero Israel no, y la razón, según Bernardos, está en el peso económico y financiero.
“El capital israelí está en todas partes”
Bernardos señala que los criterios aplicados por los organismos internacionales no son uniformes: “A Rusia se le puede sancionar. A Israel no. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que el capital israelí está en todos los sitios”.
El economista cuestiona hasta dónde puede llegar un boicot cuando, en la práctica, las empresas israelíes participan en el mercado español y compran deuda pública nacional. En ese sentido, denuncia que la respuesta internacional mezcla intereses económicos y políticos, sin mantener una línea coherente: "Vamos a decir que el capital israelí no esté en el deporte español, pero sí permitimos que esté empresas españolas y sí permitimos que compre deuda pública española ¿Hasta dónde llega el boicot?"
El deporte como arma política
El analista critica también la utilización del deporte como campo de batalla política, recordando las contradicciones que ya se han vivido en España: “Celebramos que la fase final de la Copa se jugara en Arabia Saudí, pese a que no respeta los derechos humanos, porque aportaba más dinero, y ahora nos ponemos muy flamencos”.
Para Bernardos, el verdadero problema no son los pueblos, sino sus gobiernos: “El culpable no es el pueblo israelí, es Netanyahu, como tampoco lo es el pueblo ruso, que es víctima de Putin”.
Además, advierte de que mientras deportes como el ciclismo pueden sacrificarse, el fútbol es intocable por su impacto social y electoral: “Si alguien le dice a España que no organice un Mundial de fútbol, ahí sí que nos importaría, porque el fútbol es de masas y los votos están en juego”.

