"Creo que la tarea que nuestras Fuerzas Armadas y el ministerio de Defensa tenían por delante se ha cumplido totalmente, por eso ordeno al ministro de Defensa que desde mañana comience el repliegue del grueso de nuestras fuerzas de Siria", anunció el líder ruso.
Putin telefoneó al líder sirio, Bachar al Asad, para transmitirle la decisión y comunicarle que Rusia mantendrá en Siria su base aérea de Jemeim y su capacidad aérea para poder controlar el cumplimiento del alto el fuego.
"Nuestro bases, la marítima en Tartus y la de aviación en el aeródromo de Jemeim seguirán funcionando. Deben ser defendidas por tierra, mar y aire", precisó Putin durante una reunión con responsables de Defensa y Exteriores difundida por lo medios rusos.
A partir de ahora, agregó, esas bases "deben cumplir una función muy importante de control sobre el alto el fuego y la creación de las condiciones para el proceso de paz".
"El presidente ruso constató que los principales objetivos que se marcaron las Fuerzas Armadas de Rusia en Siria se han cumplido", señala el comunicado oficial.
Según informó el Kremlin, Asad agradeció a su colega ruso la ayuda prestada en la "lucha contra el terrorismo" y la asistencia humanitaria a la población civil.
Putin recordó que Rusia utilizó durante esos seis meses cazas, bombarderos, submarinos, buques de guerra y misiles antiaéreos, "que utilizaron el armamento más moderno" en su lucha contra el terrorismo.
Con ayuda de las fuerzas rusas "las tropas sirias y las fuerzas patrióticas consiguieron cambiar radicalmente la situación en la lucha contra el terrorismo internacional y tomar la iniciativa prácticamente en todas las direcciones".
Putin ordenó iniciar la intervención aérea en Siria el 30 de septiembre de 2015 a petición de Asad poco después de abogar en la ONU por crear una amplia coalición internacional contra el yihadismo.
La retirada de las fuerzas rusas, que coincidirá con el quinto aniversario del estallido del conflicto, tiene lugar cuando en Ginebra transcurre la segunda ronda de las negociaciones entre el régimen y la oposición siria.
Rusia y EEUU acordaron a finales de febrero un alto el fuego, que es respetado por la gran mayoría de grupos rebeldes, pero que no incumbe al Estado Islámico, el Frente al Nusra y otros grupos yihadistas.