Teodoro II, que ayer, tras conocer la tragedia, regresó de Grecia, donde se encontraba en una visita oficial, aseguró frente a los féretros de una decena de víctimas mortales que "el pueblo egipcio no es violento ni el terrorista".
Ante representantes de la iglesia, el Gobierno y familiares de los fallecidos, el líder espiritual de los coptos egipcios, que representan entre un 10 y un 12 por ciento de la población del país, subrayó que "el terrorismo negro tiene como objetivo golpear la estabilidad de toda la patria".
Vestido de negro, Teodoro II, quien insistió en que "quien perpetró esa acción malvada no tiene humanidad en su corazón", hizo hincapié en que "el dolor (por el atentado) no lo sufren solo los coptos, sino que es un dolor que siente toda la patria".
Paralelamente a la misa, celebrada en la iglesia de la Virgen, en el barrio de Medinat Naser y transmitida en directo por la televisión estatal, un centenar de personas acudió a las puertas del templo para mostrar su solidaridad con las víctimas del peor atentado sufrido por la comunidad cristiana egipcia en los últimos años.
Husam, un joven cristiano del barrio de Shubra, acusó al grupo islamista de los Hermanos Musulmanes de lo sucedido y pidió al presidente egipcio, Abdelfatah Al Sisi, que juzgue a todos sus seguidores.
"Hemos venido a pedir justicia y derechos para las víctimas, porque no se ha hecho justicia después de todos los ataques de los pasados años, desde que los Hermanos fueron derrocados", aseguró Husam.