Un volcán inactivo durante años que vuelve a la vida, un Gobierno que desoye las advertencias de los expertos y un pueblo que se va a la cama con el último parte de noticias con mensajes tranquilizadores. Son los elementos que conforman secuencialmente la peor tragedia natural de la historia de Colombia.
A las nueve de la noche del 13 de noviembre, el Nevado del Ruiz entra en erupción, la lava funde las nieves perpetuas de las cumbres provocando una avalancha de 100 millones de metros cúbicos de lodo que poco antes de la medianoche hizo desparecer un pueblo entero. Armero y la mayor parte de su población. Para muchos la imagen de aquella tragedia se resumió en un rostro, el de Omayra Sánchez, un niña de 13 años que aguantó sepultada por el barro y agarrada al tronco de un árbol, un rescate que nunca llegó.
La tumba de Omayra, es un punto de peregrinación para muchos colombianos. En ella siempre hay flores, velas y mensajes Es de lo poco que queda en pie de aquel pueblo, prospero por el algodón que desapareció tal día como hoy de hace 33 años. Ese día desapareció también cientos de niños supervivientes. Se cree que fueron dados irregularmente en adopción. Sus familiares se han organizado para encontrarlos en lo que se conoce como la doble tragedia de Armero.