Los turistas norteamericanos que viajen directamente a Cuba y aquellos que lo hagan a cualquier lugar del extranjero, podrán volver a casa con todos los puros habanos y el ron que quieran. Esa es una de las regulaciones que ha aprobado este viernes el presidente Barack Obama en la que parece será la última de la lista de medidas para relajar las relaciones comerciales entre La Habana y Washington.
En un decreto ley, el presidente ha ordenado a varios ministerios y oficinas federales que retiren las regulaciones que todavía impedían el negocio directo de muchos productos con Cuba, que está regulado por el embargo comercial sobre la isla, que sólo puede levantar el Congreso.
Para los amantes de los puros habanos, las restricciones, que ya habían sido relajadas con anterioridad, desaparecen en su totalidad y ahora, si viajan a La Habana y demuestran con los recibos que han estado en un intercambio cultural, deportivo o médico, podrán pasar la aduana norteamericana con todos los puros que quieran, sin límites, al igual que el ron.
Además, el presidente ha liberalizado los contactos médicos e, incluso, que algunos medicamentos elaborados en Cuba, puedan ser aprobados por las autoridades médicas estadounidenses.