Según los profesionales sanitarios del centro checho, los 117 días que había permanecido con vida la niña en el útero se consideraban un récord para el embarazo artificialmente más largo de una madre con muerte cerebral.
La madre, cuya identidad no ha sido revelada, había sido declarada con muerte cerebral poco después de llegar al hospital, donde los médicos comenzaron inmediatamente la lucha por salvar a su hija. Sus posibilidades de supervivencia eran "escasas", y las del feto que había llevado en su vientre durante 15 semanas eran "poco mejores".
Sin embargo, los médicos pusieron a la mujer de 27 años de edad en soporte de vida artificial para mantener el embarazo en marcha, e incluso movieron regularmente sus piernas para simular una caminata y ayudar al crecimiento de la niña.
Después del parto, en la semana 34 de gestación, con el marido y otros miembros de la familia presentes, el personal médico desconectó los sistemas de soporte vital de la madre y la dejó morir. "Este ha sido realmente un caso extraordinario, donde toda la familia se mantuvo unida, sin su apoyo e interés nunca habría terminado de esta manera", ha explicado a los periodistas el jefe de Ginceología y Obstetricia del Hospital, Pavel Ventruba.