La tensión en torno a la Franja de Gaza vuelve a acaparar la atención internacional tras la reciente advertencia del ministro de Defensa israelí, Israel Katz, a la activista sueca Greta Thunberg y al resto de los tripulantes del barco Madleen, perteneciente a la 'Flotilla de la Libertad'. El intento de este grupo de activistas de romper el bloqueo marítimo impuesto por Israel y entregar ayuda humanitaria a la población gazatí ha reavivado el debate sobre la legalidad del bloqueo, la crisis humanitaria en la zona y los límites de la acción internacional en aguas disputadas.
Una misión bajo vigilancia y tensión internacional
El navío, un velero de 18 metros con 12 activistas a bordo —entre ellos Thunberg, la eurodiputada Rima Hassan y varios periodistas— partió el pasado domingo del puerto de Catania (Italia). Su objetivo es romper el bloqueo marítimo impuesto por Israel sobre Gaza desde 2007 y entregar suministros a una población que, según la Organización Mundial de la Salud, enfrenta una de las peores crisis de hambre del mundo, con cerca de medio millón de personas en situación de hambruna aguda.
La travesía no ha estado exenta de incidentes: los activistas denuncian que desde su entrada en aguas internacionales han sido vigilados por drones, y recuerdan el ataque con misiles sufrido por otro barco de la Flotilla el pasado mes de mayo cerca de Malta. Además, la tripulación del Madleen se vio recientemente involucrada en el rescate de migrantes en el Mediterráneo, en una operación interrumpida por la llegada de la Guardia Costera libia.
Israel justifica el bloqueo y amenaza con interceptar
El ministro Katz justificó la orden de impedir el avance del Madleen asegurando que "el Estado de Israel no permitirá que nadie viole el bloqueo naval sobre Gaza, cuyo objetivo principal es evitar la transferencia de armas a Hamás, una organización terrorista que mantiene rehenes y comete crímenes de guerra". Las autoridades israelíes han advertido que interceptarán la embarcación cuando se aproxime a unas 100 millas náuticas de la costa gazatí, previsiblemente este lunes.
Reacciones de los activistas y antecedentes
Sergio Toribio, activista español a bordo, denunció que "Israel carece de jurisdicción en aguas internacionales" y calificó de ilegal cualquier intento de detención fuera de aguas territoriales israelíes. Desde la Flotilla de la Libertad insisten en que su acción es pacífica y enmarcada en el derecho internacional, y recuerdan el precedente de 2010, cuando la Marina israelí abordó violentamente una flotilla similar causando la muerte de diez activistas turcos.
La eurodiputada Rima Hassan, también a bordo, advirtió que cualquier intento de interceptar el Madleen sería una "clara violación del derecho internacional" y pidió garantías para el paso seguro del barco.
Crisis humanitaria en Gaza y presión internacional
La situación humanitaria en Gaza es crítica. Desde marzo, el enclave sufre un bloqueo casi total de la entrada de ayuda, lo que ha provocado la muerte de decenas de niños por desnutrición y ha puesto a la población al borde de la hambruna, según datos de la OMS y la ONU. Aunque Israel anunció recientemente la flexibilización parcial del bloqueo para permitir la entrada de alimentos básicos, organizaciones internacionales denuncian que la ayuda sigue siendo insuficiente y que la población civil continúa en situación de emergencia.
La misión del Madleen, la número 36 organizada por la Flotilla de la Libertad, busca visibilizar esta crisis y reclamar la apertura de corredores humanitarios. La comunidad internacional observa con atención el desenlace, mientras crecen las voces que exigen respeto al derecho internacional y la protección de los activistas y civiles en la zona.
Un desenlace incierto
A medida que el Madleen se acerca a la costa egipcia y a su punto de máximo riesgo, la tensión aumenta. Los activistas insisten en continuar su misión pese a las amenazas, mientras Israel reafirma su determinación de impedir cualquier intento de romper el bloqueo. El desenlace, previsto para las próximas horas, será clave para medir el alcance de la presión internacional y el respeto a las normas humanitarias en uno de los conflictos más graves del momento.