El menor de 15 años acusado de disparar al senador Miguel Uribe ha sido imputado por la Fiscalía colombiana por tentativa de homicidio y por porte ilegal de armas. Sin embargo, el menor se ha declarado inocente, por lo que ha sido recluido en una celda en la sede fiscal. En una audiencia reservada ante un juez especializado en justicia juvenil, el adolescente ha rechazado los cargos.
El joven fue detenido minutos después del atentado, cuando huía del lugar herido en una pierna. La Fiscalía ha imputado al menor por los delitos de tentativa de homicidio y tenencia ilegal de armas de fuego. Además, ha solicitado al juez el internamiento preventivo del menor mientras continúan las investigaciones sobre el atentado.
En la audiencia de imputación de cargos, el juez aceptó la solicitud de la Fiscalía e impuso al adolescente "una medida de internamiento preventivo en un centro especializado". Por ser menor de edad, no puede ser enviado a una cárcel y la pena máxima que enfrenta es de ocho años.
Fuentes de la Fiscalía han confirmado a EFE que el detenido ya se encuentra recluido en un área especial del 'búnker', sede principal del ente acusador. Hasta el momento, las autoridades no han establecido el móvil del ataque ni identificado un posible autor intelectual.
Miguel Uribe continúa en estado crítico
Mientras tanto, Miguel Uribe continúa en "estado crítico" en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pero "estable", según ha informado la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde sigue ingresado. Docenas de personas rezan en silencio desde el momento del ataque por la recuperación del senador y su mujer María Claudia Tarazona ha hecho un llamado a la unidad y ha asegurado que su marido es "un guerrero que sigue luchando por su vida".
El atentado contra Uribe Turbay ha sucedido en los primeros compases de la campaña electoral para las elecciones que Colombia celebrará el año que viene y en un clima de creciente tensión política, acentuada por los intentos del mandatario de imponer cambios en la normativa laboral a los que se oponen los sectores más conservadores.
El ataque no solo ha agudizado la crispación política, si no que ha conmocionado y reavivado el temor a que Colombia repita los trágicos episodios de violencia política de los años 90, cuando fueron asesinados tres candidatos presidenciales.