Autoridades iraníes han denunciado este domingo que 71 personas murieron en un ataque israelí deliberado contra el complejo penitenciario de Evin, ubicado en la capital de la república islámica. Este ataque se enmarca en la última ofensiva del Ejército de Israel.
El bombardeo se produjo el pasado lunes, después de que Estados Unidos hubiera bombardeado los complejos nucleares de Fordó, Natanz e Isfahán. Tal y como reconoció el ministro de Defesa de Israel, Israel Katz, este ataque estaba dirigido contra los "símbolos del régimen". La cárcel de Teherán alberga a disidentes y opositores, según han denunciado en repetidas ocasiones distintas ONG.
Por su parte, Israel no ha hecho ningún tipo de comunicación acerca de las víctimas, pero sí que confirmó el ataque contra Evin, que contextualizó dentro de una acción que también causó estragos en el cuartel general de las milicias Basij, fuerzas paramilitares vinculadas a la máxima autoridad iraní, Ali Jamenei.
"Entre los fallecidos hay personal administrativo de prisión, presos y familiares de presos, así como vecinos que vivían cerca de la prisión", ha manifestado la agencia Mizan, órgano portavoz de la Judicatura del país. Las descargas impactaron contra las celdas y en varios edificios colindantes como el de visitas, un departamento de la Fiscalía y un centro de salud.
El portavoz de la Judicatura, Asghar Jahangir, ha denunciado un "brutal crimen" perpetrado por "un régimen anárquico que ha demostrado, una vez más, su falta de compromiso y apego al derecho Internacional".
"El ataque sionista a la prisión de Evin ha causado cuantiosos daños económicos y físicos a los vecinos de la zona de reuniones y del edificio de la fiscalía. Lamentablemente, este ataque, que ha tenido un gran impacto en la gente común, también ha tenido víctimas entre los vecinos", ha añadido Jahangir en referencia a los graves daños materiales.