Madrid | 23.01.2020 06:54
Decidieron prender fuego a los fardos en una enorme fogata en una zona un poco apartada del pueblo. Los policías que procedieron a la destrucción iban provistos de guantes, gafas y mascarillas, para evitar los efectos del humo. No contemplaron que la humareda procedente de la gigantesca pira podía tener efectos narcóticos para los vecinos de Tangerang.
Y así ocurrió. Los gases emanados afectaron a buena parte de ellos, llegando incluso a intoxicarles provocándoles dolores de cabeza y mareos intensos. Hasta pasadas unas horas no atribuyeron su malestar a una sobredosis por inhalación de marihuana.
En el mismo proceso destructivo, la policía pulverizó casi dos kilos de metanfetamina cristalina y 2500 pastillas de éxtasis y de heroína. Afortunadamente estas drogas no provocaron una humareda capaz de drogar a todo un pueblo.