El Departamento de Justicia de Estados Unidos y ocho estados más acusan al gigante tecnológico de abusar ilegalmente de su dominio en la publicidad digital, además de violar la Ley Sherman Antimonopolio.
Dicha ley afirma que "declara ilegal todo contrato, combinación y conspiración que limite irrazonablemente el comercio interestatal y extranjero". Esto incluye "acuerdos entre competidores para fijar precios, arreglar licitaciones y repartirse clientes, los cuales son punibles como delitos mayores."
El fiscal general de Estados Unidos, Marrick Garland, dijo en una rueda de prensa celebrada el pasado martes que "la conducta excluyente de Google ha debilitado severamente, si no destruido, la competencia en la industria de la publicidad tecnológica".
El objetivo principal de la demanda es obligar a Google a deshacerse de Google Ad Manager, su plataforma de gestión de anuncios, y que un tribunal vete a Google para que no pueda participar en ninguna práctica anticompetitiva que venga reflejada en la demanda. El 81% de los ingresos de Google vienen de la publicidad, llegando a ingresar más de 200.000 millones.
Letitia James, fiscal general de Nueva York, afirmó en un comunicado que "cuando los editores de sitios web obtienen menos ingresos por publicidad debido a los monopolios de Google, tienen que reducir la calidad de su sitio web o pasar los costos a los consumidores". Asimismo, James dijo que no va a permitir que las empresas se aprovechen de los consumidores.
Además, Garland apuntaba que "no importa la industria". Esta demanda solo es un ejemplo más del reto de su departamento de luchar por los derechos de los consumidores y proteger a la competencia.
Esta no es la primera demanda antimonopolio que presenta el departamento de justicia contra Google, ya que en 2020 también le interpusieron una denuncia por usar tácticas anticompetitivas para monopolizar de manera ilegal los mercados de búsqueda y publicidad en línea.
La respuesta de Google
Google no tardó en responder y afirma que "el departamento de Estados Unidos está redoblando esfuerzos con un argumento erróneo que retrasaría la innovación, aumentaría las tarifas de publicidad y haría más difícil el crecimiento de miles de pequeñas empresas y editoriales".
La compañía se defiende en todo momento y reitera que el objetivo de esta demanda no es otro que "intentar elegir ganadores y perdedores en el sector altamente competitivo de la tecnología publicitaria".
No obstante, los demandantes siguen haciendo hincapié en que Google ha actuado ilegalmente en la industria tecnológica al querer tomar el control de la amplia gama de herramientas de la alta tecnología para facilitar la publicidad digital.