Estados Unidos ha advertido de que continuará con nuevos ataques contra objetivos del Estado Islámico en el noroeste de Nigeria, después de los bombardeos lanzados en Navidad contra campamentos yihadistas en el estado de Sokoto. La Casa Blanca enmarca estas operaciones en la necesidad de frenar la violencia contra la población cristiana, mientras que el Gobierno nigeriano insiste en que se trata de acciones conjuntas contra el terrorismo y no de una ofensiva religiosa.
El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, aseguró en la red social X que "habrá más" ataques tras la primera oleada. "El presidente fue claro el mes pasado: el asesinato de cristianos inocentes en Nigeria, y en otros lugares, debe terminar", escribió, agradeciendo además el "apoyo y la cooperación" del Gobierno nigeriano.
Las palabras de Hegseth llegaron horas después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, reivindicara los bombardeos y los presentara como una respuesta directa a la violencia contra cristianos. En un mensaje publicado en Truth Social, Trump afirmó que los objetivos eran terroristas del ISIS que estaban "viciosamente asesinando, principalmente, a cristianos inocentes" y advirtió de que habría "un infierno que pagar" si continuaban los ataques.
Desde Abuya, el ministro de Exteriores de Nigeria, Yusuf Tuggar, ha confirmado que las operaciones forman parte de "acciones conjuntas en curso" y que su país proporcionó inteligencia clave para los bombardeos. Según ha explicado, habló con su homólogo estadounidense, Marco Rubio, y obtuvo la autorización del presidente nigeriano, Bola Tinubu, antes de que se ejecutaran los ataques. "Hemos estado trabajando estrechamente con los estadounidenses. Es un esfuerzo colaborativo para combatir el terrorismo y detener la muerte de nigerianos inocentes", ha señalado.
El Mando África de EEUU (Africom) ha indicado que los ataques se llevaron a cabo en coordinación con las autoridades nigerianas, aunque ni Washington ni Abuya han confirmado si hubo víctimas mortales. Residentes de la aldea de Jabo, donde impactaron los misiles, aseguraron que no se produjeron bajas, aunque relataron escenas de pánico y confusión. "Nunca habíamos vivido algo así", explicó uno de los vecinos.
Nigeria es un país oficialmente laico, con una población dividida casi a partes iguales entre musulmanes y cristianos. El Gobierno insiste en que la violencia afecta a ambas comunidades y que los grupos armados actúan por razones criminales y territoriales, no solo religiosas. Tuggar subrayó que la operación busca "proteger vidas inocentes" y que "no va dirigida contra ninguna religión".
Solo en 2025 se han registrado cerca de 6.000 incidentes violentos en Nigeria, casi la mitad contra civiles, según datos de ACLED. El estado de Sokoto, fronterizo con Níger, se ha convertido en una de las bases de grupos armados y células vinculadas al Estado Islámico en el Sahel, en un conflicto que, según EEUU, está lejos de darse por cerrado.

