Una educación pública gratuita, de calidad y sin fines de lucro es el eje de las movilizaciones que han mantenido los estudiantes chilenos durante cinco años y que, por fin, han comenzado a hacerse realidad en el segundo mandato de la presidenta Michelle Bachelet.
La respuesta del gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014) a las demandas estudiantiles fue aumentar el número de becas y rebajar los créditos a los que debían recurrir los jóvenes para financiar sus estudios, todo ello sin afectar un sistema educativo inspirado en el mercado.
Tal vez las marchas, huelgas y ocupaciones de establecimientos que durante años han protagonizado los estudiantes chilenos pasaron por la cabeza de Bachelet al remarcar este lunes que la gratuidad universitaria "es un derecho, no un regalo".
El pasado 21 de mayo, fecha del balance anual que los presidentes de Chile presentan al país, Bachelet asumió el compromiso de hacer realidad el sueño de los estudiantes y de decenas de miles de familias chilenas, a través de uno de los proyectos de la ambiciosa reforma educativa impulsada por su gobierno.
También se han hecho realidad desde entonces el fin del lucro en las enseñanzas básica y media, el fin de la selección en esos mismos segmentos y la educación obligatoria de párvulos.
"Siempre hemos creído que la educación es un derecho y que estemos avanzando con fuerza en esa dirección nos llena de alegría", subrayó la mandataria, que hoy visitó el hogar de una estudiante favorecida con la gratuidad en el barrio obrero santiaguino de Lo Prado.
Grace Paris, que cursó la enseñanza media en un liceo municipal, fue seleccionada para estudiar Obstetricia en la Universidad de Chile y la situación socioeconómica de su familia le permitirá hacerlo de forma gratuita.
En el primer año de vigencia de la gratuidad, unos 165.000 estudiantes podrán acceder al beneficio, destacando entre ellos alrededor de un 70 % de los 26.673 jóvenes que fueron seleccionados por las universidades adscritas al Sistema Único de Admisión, es decir, sobre la base de los resultados obtenidos en la Prueba de Selección Universitaria (PSU).
Las listas de seleccionados fueron publicadas este domingo y hoy los favorecidos comenzaron sus trámites de matrícula y de acceso a la gratuidad.
Bachelet dijo que le hubiera gustado que más jóvenes accedieran este año a la gratuidad, pero apuntó que "hay que ser responsables debido al escenario económico que enfrenta el país", en alusión al ciclo de lento crecimiento que afronta la economía chilena, en torno al 2,0 % como cierre de 2015 y los pronósticos de que 2016 será similar.
Aseguró, sin embargo, que la gratuidad se irá ampliando para cubrir a más alumnos en los próximos años, e hizo un llamado a los estudiantes "a ponerse las pilas" y esforzarse, ya que el Estado "recompensará su esfuerzo para que puedan ingresar a la educación superior".
El principal requisito para acceder a la gratuidad es pertenecer al 50 % de la población con menos recursos según la escala socioeconómica, es decir, familias cuyos ingresos no superen los 180.000 pesos mensuales (unos 250 dólares) por persona.
La educación universitaria fue gratuita en Chile hasta 1981, cuando la dictadura de Augusto Pinochet simplificó los requisitos para la creación de universidades privadas, que se multiplicaron hasta superar las cuarenta, que en un esquema de mercado tenían libertad para fijar el valor de sus matrículas.
Al mismo tiempo, se redujo el aporte estatal a las universidades públicas ya existentes, que también comenzaron a cobrar aranceles como una manera de mantenerse competitivas.
Los alumnos debieron comenzar a endeudarse en el sistema financiero para pagar sus estudios, mientras muchos planteles privados redujeron las exigencias académicas de ingreso, de tal modo que la cantidad de estudiantes universitarios también se multiplicó, a poco más de un millón en la actualidad.
Las universidades deben cumplir determinados requisitos, principalmente de nivel académico para acceder a la gratuidad, aunque también pueden mantenerse al margen del sistema.
En este primer año de vigencia, 30 de las 33 universidades adscritas al Sistema Único de Admisión (SUA) optaron por incorporarse a la gratuidad.