Madrid |
Trataba de ahorrar costes en el viaje, ya que, con ella a bordo, superaba el límite permitido de viajeros. Detectado el problema no se le ocurrió otra solución que ubicar a la mujer en el maletero, a salvo de las miradas policiales.
No surtió efecto. Para que no se asfixiara por la falta de aire, quitó la bandeja de separación entre el maletero y el habitáculo del coche, con lo que el resto de vehículos que circulaban por la misma carretera podían ver a la sufrida suegra rodeada de artículos de playa.
Fueron precisamente los testigos los que contaron lo que ocurría a la policía, que interceptó la furgoneta y descubrió la trampa. La mujer, por cierto, intentó ocultar su presencia detrás de un par de esterillas y una sombrilla, pero no lo logró.
El conductor fue multado y arrestado, aunque sólo unas horas. Argumentó en su defensa que no podía permitirse el coste de mandar a un familiar en otro medio de transporte. Finalmente la familia terminó por llegar a la ciudad costera destino de su viaje. Eso sí, enviando a varios de sus miembros a bordo de un taxi.