Una vez al año, los pilotos pasan por la prueba de la cámara hipobárica. Se trata de un habitáculo hermético capaz de reducir la presión del aire hasta simular una altitud equivalente a los 30.500 metros. Aquí se puede hacer una simulación por falta de oxígeno.
Los resultados pueden detectar tanto problemas físicos como psicológicos. Según los expertos esta prueba sirve para observar la capacidad de reacción del piloto.
Una vez al año, los pilotos tienen que someterse a un examen exhaustivo para ponerse al mando de un avión: cardiovascular, respiratorio, digestivo, metabólico, renal y oftalmológico. Estas pruebas se realizan en un centro médico aeronáutico. Si el piloto tiene más de 60 años, el reconocimiento se realiza cada seis meses.
También deben pasar, cada año, una serie de pruebas psicológicas, consistentes en un test --pregunta respuesta-- y una entrevista personal.
Lufthansa ha reconocido que una vez los pilotos consiguen su licencia para volar continúan con los seguimientos médicos pero ya no se les somete a pruebas psiquiátricas, un requisito que exige la normativa europea.