Este jueves han declarado 27 guardias civiles y los primeros en hacerlo, a instancias de la Fiscalía, han recordado los insultos, increpaciones y amenazas con los que fueron recibidos cuando llegaron a Dosrius para frenar el referéndum ilegal.
Mientras intentaban apartar y arrastrar a los vecinos que les impedían entrar en el local electoral, el primero recibió una patada en la espinilla; el segundo, un cabezazo en la ceja; y el tercero, un puñetazo en la boca, además de arañazos en la espalda, donde acababa su chaleco.
El abogado de Oriol Junqueras y de Raül Romeva ha preguntado a los dos últimos por qué no hay constancia de tumefacciones o hematomas en sus partes médicos y ambos han dejado entrever que hubo algún problema en la consulta que podría explicarlo.
"La doctora que nos atendió no quiso valorarnos mucho", ha dicho el primero; "La doctora en primera instancia no nos quiso atender y se reflejó en diligencias. Llamaron al director del centro, hablo con ella y al final nos atendió", ha añadido el segundo.
A pesar de la insistencia de los abogados de la defensa, los tres guardias han asegurado que ellos no vieron a ningún compañero golpear con la porra e incluso con los puños a los concentrados y han minimizado los presuntos cánticos pacíficos de los manifestantes con las manos levantadas en el aire.
"Más sobre nosotros que sobre el aire", ha asegurado uno de los guardias; "¿Había gente con las manos en el aire?", ha insistido una letrada a otro agente: "Había gente que sí, y me daba patadas por debajo", ha apostillado éste.