Durante el juicio del procés, Santi Vila ha admitido que, en contra de lo que se cree, el Gobierno de España tenía un gran interés en la conciliación y en evitar un choque institucional. Da la vuelta a lo que sus compañeros del banquillo dan por sentado, comenzando por la teoría de la silla vacía por parte del Gobierno de Rajoy.
"No podemos hablar de negociación, que es pretencioso, pero sí de interlocución, de aproximación. Yo lo llevé a cabo por orden de Puigdemont... porque, en contra de lo que se acostumbra a publicar, había mucho más moderado y centrista en los dos gobiernos que lo que a veces se relata. Había muchos miembros del Gobierno y creo también que en buena parte del Govern, muy muy muy comprometidos en intentar buscar la manera de encauzar lo que parecía un conflicto institucional impropio de nuestros tiempos modernos".
Vila reconoce que participó en las negociaciones que trataron de evitar la DUI unilateral, y se llegó a un acuerdo la noche del 25 de octubre, se había acordado elecciones. Pero "lo que habíamos acordado se torció por el clima de desconfianza y por la presión exterior”.
"Se inició una aproximación con interlocutores políticos, religiosos, del mundo de la empresa, institucionales, que de buena fe, sin interés espurio, querían evitar el despropósito, que aquello acabara mal. Yo formé parte de ello, con orgullo. El miércoles 25 de octubre, cuando Puigdemont se decanta por las elecciones anticipadas, lo habíamos conseguido y nos fuimos a dormir con aquella sensación de paz interior de decir que no íbamos a tomar ninguna decisión unilateral".
La presión social hizo echar atrás el acuerdo
"El clima de desconfianza y la tensión era tan fuerte que al día siguiente se torció...si no nos vemos capaces de justificarnos ante nuestro electorado, ante los jóvenes, porque somos aprendices de mago ante la presión de las redes sociales, que estaban llamando traidor y cobarde a Puigdemont y creaba confusión general en el estado de ánimo...yo me voy y dimito". "Yo dimito frustrado".
Además, Santi Vila le afirma que él nunca reconoció el referéndum porque nunca lo fue, sino una movilización política. Además, cree que el referéndum lo financiaron "mecenas catalanistas".