Pedro Sánchez afronta el momento más crítico de su mandato al frente del PSOE y del Gobierno. Tras una reunión en Sevilla con la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el presidente ha tomado la decisión de comunicar a varios miembros de la Ejecutiva Federal que no continuarán tras el Comité Federal, en una remodelación que busca frenar la hemorragia de credibilidad provocada por el escándalo de corrupción que ha llevado a prisión al ex número tres del partido, Santos Cerdán, y que ha salpicado a la cúpula socialista.
Un terremoto en la dirección socialista tras el caso Cerdán
La decisión de Sánchez afecta al menos a nueve dirigentes, incluidos nombres muy próximos a Cerdán, como Juanfran Serrano y Javier Cendón.
Fuentes socialistas expresan que no será una purga dirigida únicamente al círculo íntimo de Cerdán, y anticipan una renovación más amplia para evitar la imagen de caza de brujas y cumplir con las normas estatutarias. El Comité Federal de este sábado se presenta como un punto de inflexión, con la expectativa de que Sánchez anuncie cambios profundos en la dirección y en los mecanismos internos de control ético y transparencia.
El PSOE, bajo la sombra de los escándalos
El partido llega a esta cita en estado de shock, acosado por una sucesión de polémicas que han erosionado su imagen pública. El caso Cerdán, que implica a altos cargos socialistas en una trama de comisiones ilegales y amaños de contratos públicos, ha sido el detonante de la crisis más grave de la era Sánchez. El propio presidente ha tenido que pedir perdón públicamente y anunciar auditorías internas, pero ha descartado elecciones anticipadas, pese a la presión de la oposición y de algunos sectores de su propio partido.
Tensión con los socios y exigencia de medidas
La crisis no solo ha impactado en el seno del PSOE, sino que ha tensado la relación con sus socios de coalición. Sumar, liderado por Yolanda Díaz, ha dado al PSOE una "última oportunidad" para actuar con contundencia frente a la corrupción y ha exigido reformas profundas para salvar la legislatura. La reunión de esta semana entre ambas formaciones terminó sin avances, con Sumar acusando a los socialistas de no ser "conscientes de la gravedad ni de la urgencia de la situación".
El Gobierno, por su parte, promete endurecer el código ético y reforzar los controles internos, pero la presión sigue creciendo. La oposición pide la dimisión inmediata de Sánchez y elecciones anticipadas, mientras que dentro del PSOE algunos cuadros han planteado la posibilidad de un congreso extraordinario, aunque no parece probable a corto plazo.
Sánchez apela al futuro y a la cooperación
En medio de este clima de máxima tensión, Sánchez intenta proyectar una imagen de liderazgo y compromiso con los valores progresistas. Durante la clausura de la IV Conferencia Internacional de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo en Sevilla, el presidente defendió que "hoy abrimos un camino, y lo hacemos dejando constancia de algo infinitamente más poderoso que los discursos de odio y de confrontación que otros pregonan".
Sánchez insistió en que "el desarrollo es un derecho de todos" y reivindicó el compromiso de España con la cooperación internacional, en contraste con los retrocesos de otros países.
La cita de este sábado en el Comité Federal será clave para el futuro inmediato del PSOE y de la legislatura. La expectativa es máxima: Sánchez necesita demostrar que es capaz de pilotar la regeneración interna y recuperar la confianza de su partido, sus socios y la ciudadanía.