La filtración de los mensajes privados entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos ha generado una profunda preocupación en el Ejecutivo, más por el hecho de que hayan salido a la luz que por el contenido revelado. Todo ello ha obligado al Gobierno a amenazar con acciones judiciales para esclarecer el origen de las filtraciones.
¿Ábalos? No lo niega
José Luis Ábalos es, por ahora, la única parte que ha tenido en sus manos esos mensajes y que no ha desmentido ser la fuente. Cuestionado directamente por el periodista José Yélamo, el exministro fue deliberadamente ambiguo: "Prefiero que se queden con la duda de quién ha sido". Según Yélamo, Ábalos evitó negar su implicación y se limitó a lamentar las filtraciones que ha sufrido él mismo. "Es muy críptico y echa balones fuera", señala el periodista.
El propio Ábalos, en mensajes a Sánchez, pedía clemencia tras su abrupto cese: "Me parece razonable que me des un motivo que no ponga en riesgo mi reputación". El presidente nunca ofreció explicaciones, ni desmintió las versiones sobre presuntos excesos del exministro. Ábalos fue relegado al ostracismo, aunque se le permitió conservar un escaño y una presidencia de comisión.
¿La UCO? La Guardia Civil se desmarca con contundencia
Otra teoría, aireada por el propio entorno del Gobierno, apunta a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que intervino el domicilio de Koldo García en febrero de 2024. Pero la propia UCO ha rechazado categóricamente esa posibilidad: aseguran que los mensajes no forman parte de ninguna causa judicial y que no se ha roto la cadena de custodia. Desde ámbitos policiales se percibe esta acusación como un intento del Ejecutivo de “embarrar” la investigación.
Koldo custodió los USB
Koldo García, exasesor de Ábalos, custodiaba en su casa los USB donde se almacenaban los mensajes, según fuentes de la investigación. Él mismo ha explicado a laSexta que los recibió del propio Ábalos durante una mudanza. Sin embargo, Koldo niega haber filtrado nada y apunta directamente a la UCO. No obstante, su cercanía a Ábalos y su papel logístico lo sitúan también en el centro del foco.
La estrategia cambiante del Gobierno
El Gobierno, por su parte, no ha tenido una narrativa clara: primero dijo que los mensajes eran “bulos”, luego los calificó como “cháchara sin importancia”, después admitió que eran privados y ahora denuncia que su publicación es “gravísima”. Una evolución que, más que aclarar, evidencia preocupación. “El presidente ya está preocupado”, sentenció Joaquín Manso, director de El Mundo.

