Una vez que logran entrar en España, bien por sus medios o a través de una detención policial, terminan en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. Existen dos en España, uno en Ceuta y otro en Melilla. Allí se cubren sus necesidades básicas, son atendidos psicológica y médicamente y reciben clases de español y asistencia jurídica.
A partir de ahí pueden ser acogidos humanitariamente por alguna ONG o trasladados a alguno de los seis Centros de Internamiento de Extranjeros de la península. Si existe extradición con sus países de origen, su destino es ser expulsados. Si no, tras un tiempo indefinido, se convertirán en inmigrantes sin papeles en cualquier localidad española. Los marroquíes, por ejemplo, son devueltos de forma inmediata a su país.
En libertad y como inmigrantes sin papeles en cualquier ciudad española. A los tres años pueden regularizar su situación por arraigo. Sin embargo, cada vez son más los que utilizan nuestro país como puerta de entrada a Europa y son Bélgica o Francia, sus destinos finales. La situación es diferente para los solicitantes de asilo político, cuyo traslado queda paralizado. También para los menores, que no pueden ser expulsados y cuya tutela asume la ciudad autónoma ingresándoles en centros de menores.