Tanto Puigdemont como Comín se han anticipado a la negativa renunciando este miércoles por carta. Así que, de momento, seguirán como eurodiputados no adscritos, lo que reduce su tiempo de palabra y financiación, y acrecenta la sensación de ser una pieza perdida, que nadie se atreve a encajar del todo en el mecanismo parlamentario.
Sus amigos flamencos de la N-VA los aceptarían con gusto en el grupo de los conservadores y reformistas, pero sería extraño pasar de solicitar el ingreso en Los Verdes a hacerlo en otro grupos de derechas donde además está Vox, lo que complicaría sus posibilidades.
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