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Pedro Sánchez 'empuja' a Rebeca Torró al 'acantilado de cristal' al nombrarla secretaria de Organización tras el escándalo Cerdán

Con el nombramiento como número 3 del PSOE el secretario general y presidente del Gobierno pretende hacer olvidar que su hombre fuerte en el partido hasta hace poco más de veinte días era Santos Cerdán, ahora en prisión por la trama Koldo.

Rebeca Torró, en una imagen de 2024/ Alejandro Martínez Vélez / Europa Press
Rebeca Torró, en una imagen de 2024 | Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

Y aquí vienen las mujeres, una vez más, a tratar de arreglar el desaguisado. Porque esa es la principal razón: que Rebeca Torró sea una mujer por la que Pedro Sánchez la ha elegido para ocupar la secretaría de Organización del PSOE en uno de los peores momentos de la historia del partido.

Poco más de veinte días después de que el demoledor informe de la UCO -que reveló el papel preeminente del ya exsecretario de Organización, Santos Cerdán en una supuesta trama de adjudicaciones irregulares- cayera como una bomba en los cimientos de Ferraz, el PSOE se enfrenta a un comité federal en el que confirmarán los ya anunciados nombramientos en su cúpula con el objetivo de "limpiar" todo lo que huela a Cerdán.

Tras la dimisión de Santos Cerdán, el PSOE no había hecho más movimientos en su estructura, salvo en las últimas horas cuando ha cesado a "fieles" al exnúmero 3 como Juan Francisco Serrano, Javier Cendón y Esther Peña.

La incógnita hasta este viernes era a quién iba a nombrar como sustituta de Cerdán, pero lo que estaba claro es que iba a ser una mujer por "el convencimiento de que con una mujer al frente hay menos corrupción", como apuntaba la periodista Ainhoa Martínez en Más de uno.

Esa mujer es Rebeca Torró, una socialista valenciana, hasta ahora secretaria de Estado de industria, que tiene como principal tarea hacer olvidar a los militantes el bochornoso caso de corrupción que señala a los dos últimos secretarios de Organización del partido.

Arrojada al 'acantilado de cristal'

El caso de Rebeca Torró es un ejemplo más de ascenso de una mujer a un puesto de relevancia o poder en una situación de crisis que posiblemente le lleve al fracaso. Tiene ante sí la difícil tarea de coordinar el partido en un momento de incertidumbre, no sólo por el daño reputacional y en votos que el caso Cerdán - Koldo- Ábalos está causando, sino por la crisis de credibilidad y liderazgo que atraviesa su líder, Pedro Sánchez.

De esta manera, Sánchez la empuja hacia lo que se llama el 'acantilado de cristal', un concepto que hace referencia a una barrera invisible a las que se enfrentan las mujeres, en el desarrollo de sus carreras profesionales, cuando consiguen acceder a cargos directivos.

"Muchas mujeres que consiguen ocupar estos puestos se encuentran dirigiendo organizaciones en crisis o en situaciones muy precarias, sin apoyo y sin los recursos necesarios para alcanzar el éxito, lo que las pone en una situación propicia al fracaso, es decir, al borde del acantilado, de ahí la expresión 'acantilado de cristal'", según explicó en Onda Cero Lourdes Pastor, consultora y agente de igualdad en Concilia2, consultora de Género, Igualdad y Conciliación.

El caso es que bajo el estereotipo sexista de que las mujeres son mejores que los hombres para tomar las riendas en casos de conflicto o crisis, se les asciende a un puesto de responsabilidad en el peor momento de la entidad a gestionar.

De Lagarde a Theresa May, pasando por Irene Montero o Isabel Rodríguez

Ejemplos de mujeres que se hacen cargo de una institución o empresa en momentos especialmente críticos tenemos muchos en los últimos años.

Recordemos que Theresa May fue elegida como primera ministra británica cuando David Cameron presentó su renuncia tras el referéndum del Brexit. Desde entonces fue perdiendo una parte importante del apoyo de los votantes de su parido y tuvo grandes dificultades para alcanzar un acuerdo de salida que acabaron con su dimisión entre lágrimas.

El caso de Christine Lagarde no es tampoco un ejemplo que debemos olvidar. Lagarde heredó un BCE con el arduo legado que dejó Mario Draghi en 2019. El economista italiano se encargó de impulsar políticas de estímulo monetario tan agresivas que consiguió dividir a los miembros del Consejo del BCE y crear una crisis sin precedentes que se extendió a los países del norte y sur de Europa. Además, los tipos de interés estaban en negativo y el crecimiento económico se había estancado.

A Lagarde se le impusieron unas expectativas que llegaron a ir más allá de sus capacidades técnicas. De hecho, se llegó a decir de ella, tras su nombramiento, que no era económica -ya que era abogada de formación- olvidando así su etapa al frente del FMI durante nada menos que una crisis global.

Si nos paramos en la foto fija a nivel nacional, Irene Montero también tiene una instantánea junto al 'acantilado de cristal'. Fue ella quien asumió el liderazgo simbólico de Podemos tras la salida de Pablo Iglesias en mayo de 2021 (el oficial llegaría en 2024). En aquel momento, el partido morado estaba empezando a perder fuerza electoral en comunidades como Madrid, Galicia y Castilla y León. La estructura ya estaba algo debilitada; entonces, fue cuando una mujer tuvo que tomar el mando.

Y, aunque puede no parecer el mismo caso, Isabel Rodríguez en cierto modo también pertenece a este grupo. Fue designada ministra de Vivienda y Agenda Urbana en noviembre de 2023, durante la reestructuración del nuevo Gobierno de coalición liderado por Pedro Sánchez. Hasta entonces, Rodríguez era ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, hasta que se creó el ministerio de Vivienda como cartera independiente.

Esta nueva cartera respondía a la presión social por la emergencia de la crisis de vivienda, especialmente entre los jóvenes: con precios de alquiler en máximos históricos, fuerte presión de movimientos sociales o críticas por la falta de vivienda pública y asequible. Pese a todo, hoy por hoy el problema de la vivienda parece lejos de resolverse. Una vez más, una mujer empujada a resolver una crisis.