La Guardia Civil en una operación conjunta con la Policía Nacional, funcionarios de Vigilancia Aduanera de Agencia Tributaria y la Polícia Judiciária de Portugal, han desarticulado la mayor red de transportistas de droga del Estrecho que estaba detrás de las últimas aprehensiones de 4.000 kilos de hachís y 627 kilos de cocaína.
Los agentes iniciaron la investigación en mayo del pasado año al detectar que la organización criminal trató de recoger un cargamento de 6.000 kilos de cocaína de un 'narcosubmarino' proveniente de Sudamérica.
La embarcación se hundió durante la travesía y, a partir de ese momento, las pesquisas policiales giraron en torno al funcionamiento de la estructura de la organización, acreditando que los líderes de la misma estaban asentados en las localidades gaditanas de Sanlúcar de Barrameda, Chipiona y El Cuervo.
Colaboración con Portugal
Gracias a la estrecha colaboración con Portugal, los agentes localizaron el centro de operaciones del entramado, que estaba ubicado en una lujosa urbanización de los alrededores de Lisboa.
Dicho 'cuartel general' se encontraba dirigido por un histórico narcotraficante, huido de la justicia española, que se encargaba de dirigir y coordinar todas las operaciones navales.
Además, estaba dotado de la más alta tecnología a nivel de comunicaciones, lo que les permitía un absoluto control de todas sus embarcaciones, así como una vigilancia total de los medios aéreos y marítimos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que operan en el Estrecho.
De esta forma, cada vez que había una operación, los líderes de la organización viajaban desde España hasta allí para coordinar la infraestructura necesaria que permitiera llevarla a cabo, estableciendo a su vez contacto directo con los responsables de la mercancía estupefaciente.
El entramado contaba con una media de entre ocho y diez embarcaciones EAV (alta velocidad) que se encontraban en todo momento en el agua, con sus respectivas tripulaciones, para efectuar los distintos transportes de mercancía, desde hachís a cocaína, de otras organizaciones nacionales o internacionales que demandaran sus servicios.
Además, disponía de una nutrida red de pequeñas embarcaciones, incluso pesqueros, a través de las que facilitaban a las EAV gasolina, víveres o cualquier otro material necesario para el cumplimiento de los transportes.