El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, culmina este viernes su gira asiática con una esperada reunión con el presidente de China, Xi Jinping, en un momento de máxima tensión internacional por el recrudecimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y el gigante asiático. El viaje ha generado malestar en Washington, pero desde La Moncloa insisten: “Hay que buscar nuevos mercados”.
Sánchez, que ha visitado previamente Vietnam durante dos jornadas, llega a Pekín como el primer dirigente internacional en reunirse con Xi Jinping desde que estalló la nueva oleada de aranceles cruzados entre China y Estados Unidos. La administración de Donald Trump ha criticado duramente el acercamiento de España a Pekín, advirtiendo de las consecuencias de un mayor alineamiento europeo con el régimen chino.
El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, calificó esta postura como “una apuesta perdida para los europeos” y llegó a afirmar que optar por China sería como “cortarse el cuello”. Desde el Gobierno español han respondido con firmeza, subrayando que España actuará con independencia en su política exterior. Desde Moncloa defienden que el presidente del Gobierno está haciendo lo correcto: abrir puertas a nuestras empresas en mercados con alto potencial
Trump sorprendió con su repentina tregua de 90 días a los aranceles aplicados a países aliados, incluido España, mientras que aumentó los gravámenes a productos chinos hasta el 145%. Pekín respondió con un alza del 84% a productos estadounidenses, intensificando aún más el pulso comercial entre ambas potencias.
Desde Vietnam, Sánchez celebró esta “puerta a la negociación” y reiteró que “nadie gana en una guerra comercial”, llamando al diálogo global. Sin embargo, el foco de su visita está ahora en China, donde mantendrá reuniones con empresarios e inversores, además de su esperado encuentro con Xi Jinping a las 05.00 (hora española). Posteriormente, ofrecerá una rueda de prensa y se despedirá con una recepción oficial junto al primer ministro Li Qiang.
Pese a las críticas de Estados Unidos, el Ejecutivo español mantiene su apuesta por la diversificación económica y abrir nuevos mercados a las empresas españolas, y eso es precisamente lo que está haciendo Sánchez, según defienden fuentes gubernamentales.