En un tablero geopolítico cada vez más tensionado, España se ha convertido en uno de los actores más activos, al menos, en el terreno diplomático. La visita de Pedro Sánchez a China levantó ampollas en la administración estadounidense. Así que acción, reacción. El Gobierno mueve ficha y envía al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, a Washington para reunirse con diferentes agentes económicos. Entre ellos, Scott Bessent, que habló de las posibles alianzas entre España y China como un acto de "cortarse el cuello".
Reforzar la relación
Carlos Cuerpo llega a EEUU con una agenda intensa. Reuniones con autoridades del Tesoro, con el presidente del Banco Mundial y con líderes empresariales estadounidenses marcarán una visita que, más allá de lo económico, tiene una clara dimensión diplomática. Su encuentro con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, será clave. El objetivo, según fuentes ministeriales, es “reforzar” una relación bilateral que “vive uno de sus mejores momentos”. Sin embargo, el contexto no invita al optimismo ciego.
Bessent, que no ha ocultado su malestar con el creciente acercamiento de España a China, lanzó recientemente un mensaje cristalino y en tono amenazante, habitual en los cercanos a Trump: cualquier intento de estrechar lazos con Pekín sería, en sus palabras, como “cortarse el cuello”. Hay poco margen para ambigüedades en tiempos de confrontación abierta con China
El acercamiento a China
La visita de Pedro Sánchez a Pekín la semana pasada, en la que celebró el vigésimo aniversario de relaciones diplomáticas con el gigante asiático, ha reforzado el vínculo estratégico en sectores clave como la automoción eléctrica, la tecnología y el comercio.
China, convertida ya en el cuarto socio comercial de España, ha mostrado su voluntad de profundizar aún más la cooperación. Los más de 51.000 millones de euros en comercio bilateral alcanzados en 2023 confirman que hay intereses compartidos que van mucho más allá de lo simbólico. Para Pekín, España es una puerta de entrada a la Unión Europea; para España, una oportunidad para diversificar su economía en un momento de incertidumbre global.
Pero España no camina sola en este juego. El viaje de Cuerpo a Washington se produce en estrecha coordinación con la Comisión Europea, justo un día después de la visita del comisario de Comercio, Maroš Šefčovič, a sus homólogos estadounidenses. Esta sincronía responde a la voluntad de Bruselas de presentar un frente común en las negociaciones arancelarias con la administración Trump
El giro de la administración Trump hacia una guerra comercial total con China, en la que ya ha aplicado aranceles del 125 %, ha puesto a sus aliados ante una disyuntiva incómoda: seguir la estela de Washington o explorar vías propias, aun a riesgo de incomodar al antiguo aliado.
Carlos Cuerpo lo sabe, y de ahí el tono prudente de sus declaraciones. “Es un momento importante”, ha dicho, subrayando la necesidad de “un acuerdo negociado y equilibrado” que beneficie a ambas partes.