Según la Guardia Civil, la red llegó a traficar con al menos 200 inmigrantes en el último año y medio y a cada uno de ellos les cobraban 4.500 euros por pasarles semidesnudos, ocultos en un doble fondo practicado a los coches bajo los asientos traseros.
Para dar apariencia de normalidad, sobre esos asientos iban niños y delante, en el asiento del copiloto, una mujer.
Una vez cruzada la frontera, ya en Melilla, les bajaban del coche en un sitio en el que no hubiera gente y huían. Han sido varios los que han necesitado asistencia sanitaria, con síntomas de asfixia, cortes o inhalación de gases.
Finalmente, la Guardia Civil ha detenido a medio centenar de individuos, en varias fases durante más de año y medio, hasta conseguir la desarticulación definitiva del grupo, que habría ingresado cerca del millón de euros con este tráfico de personas.