El PSOE se prepara para una profunda reestructuración interna que será oficializada este sábado, 5 de julio, durante la celebración del Comité Federal, marcado inevitablemente por el encarcelamiento de Santos Cerdán. La crisis desatada por el caso Cerdán ha forzado al presidente del Gobierno a promover una catarsis orgánica en su partido, que incluirá la renovación del aparato, la caída de varios altos cargos, incluso algún ministro, y un mensaje de ruptura con el pasado más reciente.
Un nuevo liderazgo organizativo
Desde la salida de Cerdán, sus funciones en la secretaría de Organización están siendo ejercidas de forma colegiada por Cristina Narbona, Ana María Fuentes, Montse Mínguez y Borja Cabezón. Entre ellos, Montse Mínguez ha ganado protagonismo y apoyo interno. Fuentes del partido aseguran que su perfil técnico, su lealtad al liderazgo de Sánchez y su capacidad de gestión la colocan como la favorita para liderar la nueva etapa. Sin embargo, Sánchez ha ordenado no filtrar el nombre hasta el sábado, cuando lo anunciará personalmente ante el Comité Federal.
Purga controlada al entorno de Cerdán
La renovación no se limitará al reemplazo de Cerdán. Según han confirmado fuentes socialistas, al menos nueve dirigentes próximos al exsecretario de Organización quedarán fuera de la cúpula. Entre ellos, destacan nombres como Juanfran Serrano y Javier Cendón, colaboradores estrechos de Cerdán. Pese a ello, desde Ferraz insisten en que no se trata de una caza de brujas, sino de una reforma estructural más amplia que busca reforzar la credibilidad del partido y responder a las voces internas que demandan medidas contundentes.
Sánchez ha mantenido una ronda de contactos con todos los barones territoriales, a excepción de Emiliano García-Page, para testar apoyos y calibrar el alcance de los cambios. Además, se baraja la salida de algún ministro y al menos un secretario general autonómico, aunque los nombres también se mantienen bajo reserva.
El objetivo de esta reestructuración es doble. Por un lado, recuperar el pulso político y moral del PSOE tras el desgaste por los escándalos internos, y también preparar al partido para una nueva etapa electoral. Para ello, Sánchez se apoyará en los estatutos del partido, que permiten cubrir vacantes y reducir duplicidades orgánicas.