Entre la una y media y las tres y media de la tarde, aproximadamente, se han esfumado la red 3G y el WIFI de la cámara baja...y no ha sido por una avería. El presidente, Jesús Posada, ha reconocido que ha hecho lo posible para que "no se radiara" a través de Twitter u otras redes sociales la intervención del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y damos fe de que lo ha conseguido: durante dos horas las decenas de periodistas que trabajamos en esta cámara nos hemos visto incomunicados y hemos tenido dificultades para desarrollar nuestro trabajo. Los inhibidores han podido con nosotros.
No hay que llegar al extremo exagerado de denunciar censura o intento de coartar nuestra libertad de expresión, ¡tampoco es para tanto!, pero sí es cierto que durante el apagón, hemos tenido una rara sensación por la incomunicación que se nos ha impuesto. Más aún, cuando el propio Draghi ha contado sin problemas que a él no le habría importado comparecer públicamente, es decir con luz, taquígrafos...y Twitter. Debe de haber cambiado de opinión porque la comparecencia a puerta cerrada, o sea, el cónclave parlamentario, había sido una petición expresa de la presidencia del Banco Europeo. Por eso, Posada nos ha dejado "colgados", para cumplir la palabra que había dado.
No es la primera vez que se utilizan técnicas de este tipo en el mundo político. Recuerdo el 38 Congreso del Partido Socialista, el que eligió a Alfredo Pérez Rubalcaba como Secretario General, hace poco más de un año. También allí, en el momento de la fumata blanca, cuando se cerró a cal y canto la sala de las urnas para el recuento de las papeletas, vivimos el ataque de los voraces inhibidores que impidieron las comunicaciones telefónicas y digitales para evitar filtraciones. Sin mayores consecuencias, eso sí, que una gran frustración entre los periodistas que tardamos unos minutos más en dar la noticia.
No fue el primero... ni éste será el último. Habrá más apagones digitales. Ya buscaremos la manera de combatirlos.