¿ESTÁ A FAVOR O EN CONTRA DE LOS RECORTES?
"En estos momentos, la mayor parte de los países europeos se encuentran ante un dilema importante. En el caso español, porque somos un país excesivamente endeudado, no sólo en el ámbito público, sino sobre todo en el ámbito privado. Esto exige esfuerzo por parte de las administraciones públicas, por parte del sector financiero, ante la ausencia de crédito suficiente para dinamizar las economías. Los programas de ajuste al estilo griego lo que hacen es dificultar mucho más el crecimiento. Este es el dilema en el que nos encontramos buena parte de las economías europeas. Entrar en una fase de ajuste drástico significa reducir la demanda interna y, en muchas ocasiones, imposibilitar a corto plazo la posibilidad de crecimiento de las economías. Y sin crecimiento tampoco hay posibilidad de evolución de los créditos".
¿ES PARTIDARIO, ENTONCES, DEL PACTO DEL EURO?
“Yo estoy a favor del pacto del euro, por supuesto que sí. Pero tenemos que tener en cuenta que el pacto del euro no puede finalmente realizarse contra las sociedades. Es necesario que las sociedades asuman sus responsabilidades, explicar bien cuáles son nuestros retos de futuro, y en muchas ocasiones saber que recetas drásticas impuestas por encima de la política y de las sociedades pueden surtir, como ocurre en Grecia, efectos contrarios a los que se buscan”.
OTROS PAÍSES CON DEUDA, COMO ITALIA O BÉLGICA, NO TIENEN EL PROBLEMA QUE TIENE ESPAÑA. ¿SE DEBE A LA FALTA DE FLEXIBILIDAD QUE TENEMOS EN MATERIA DE EMPLEO?.
“Debo ser sincero. Yo no creo que España tenga un mercado laboral más rígido y más inflexible que el italiano o que el belga. Italia y Bélgica tienen problemas inferiores a los españoles como consecuencia de que su deuda privada es muy inferior a la nuestra, en torno del 30 por 100 del PIB en el caso italiano, y la deuda privada belga es también de ese orden. Tienen mucha deuda pública, más que España, pero mucha menor deuda externa privada. Sus mercados de trabajos esencialmente son similares. Por ejemplo, Bélgica tiene una prestación por empleo indefinida y el coste del despido italiano es un coste incluso superior al español. El problema no es tanto nuestro mercado de trabajo. No tenemos las mejores instituciones laborales del mundo, pero es un mercado seriamente afectado por la crisis inmobiliaria. Y ahora estamos pagando el ajuste, el pinchazo, de esa burbuja inmobiliaria”.
¿POR QUÉ SE PRESCINDE DE JOSÉ BLANCO EN EL DISEÑO DE LA CAMPAÑA ELECTORAL SOCIALISTA?
“Yo creo que el Sr. Blanco tendrá, por supuesto, un papel importante en el comité de estrategia política. La oferta electoral estará plenamente inserta en un proyecto socialdemócrata, que combine pretensión de igualdad con responsabilidad, derechos acompañados de responsabilidad, y la búsqueda de un país más libre y más igual. El Partido Socialista tiene que recomponer sus vínculos con el conjunto de la sociedad española”.
PREVISIONES DE EMPLEO A CORTO Y MEDIO PLAZO
“La gran diferencia de esta crisis con la crisis de los noventa, que fue una crisis dura también para España, es que ahora estamos plenamente insertos en un área, con una moneda única. España ahora no tienen la posibilidad de producir tres devaluaciones consecutivas. Esta salida será más lenta, porque tenemos mucho más seriamente afectado a nuestro sistema financiero. En esta perspectiva, quizás diez años sean muchos, pero la salida va a ser mucho más lenta que la de la crisis de los noventa. Por estas dos razones: porque no podemos devaluar y porque nuestro sistema financiero está muchísimo más afectado, como consecuencia de los excesos que cometieron en el pasado, financiando una inversión inmobiliaria imposible de sostener en el tiempo”.
¿QUÉ OPINIÓN TIENE DEL '15-M'?
“Yo he dicho siempre que hay aspectos del ‘15-M’ que me parecen razonables y sensatos, por ejemplo la pretensión de tener un mundo más igualitario, la pretensión de que los mercados tengan también mayor sensibilidad social con los países afectados por la crisis. Ese tipo de materias son perfectamente discutibles y comprensibles. También lo es, incluso, la pretensión de tratar de estudiar modificaciones en nuestro sistema electoral para que tenga un mayor grado de proporcionalidad. Pero no puedo compartir la forma de apellidar la democracia. No podemos llamar a las democracias ni reales, ni populares, ni burguesas, ni orgánicas, como la llamábamos durante la dictadura de Franco. La democracia es la democracia y yo no estoy en absoluto de acuerdo con ponerle apellidos. La democracia es la forma, y eso es esencial en nuestra democracia. Y es más justa que cuando la tuvimos al final del siglo XIX. Hoy somos una sociedad más justa, con más progresos”.