Me he venido a Génova, a la sede del Partido Popular, a constatar si se han puesto ya con las guirnaldas y las piñatas para el martes que viene. Pero os lo cuento desde la plaza de Santa Bárbara, donde hay menos ruido y se puede escuchar el cantar de los alegres pajarillos en un día nublado.
¿Por qué tengo esa curiosidad? Pues porque hace dos años nadie pensó que Ayuso podría gobernar, y tuvieron que improvisar un ‘tablao’ para la celebración tanto de la actual presidenta como del actual alcalde de Madrid.
Dos años después, quiero creer que el departamento de festejos habrá pedido que se abra el balcón, ese balcón de las grandes ocasiones; que no lo va a celebrar Ayuso encima de unas cajas de botellines… o sí, ¡vaya usted a saber!.
Pero he llegado, y me encuentro que esos ventanales que dan al balconcillo de las celebraciones hace años que no sienten la caricia del cristasol. Se ve que tienen ya poca costumbre de festejar en el PP. Pero hombre, necesita una mano de limpieza, que tiene berretes.
Por cierto, no encuentro -y mira que he dado vueltas al edificio por una calle y por otra- ningún cartel que diga “se vende”, “se alquila” o “se traspasa”. Parece que ya se ha olvidado el cambio de sede del Partido Popular como se olvida casi todo.
Los ventanales que dan al balconcillo de las celebraciones hace años que no sienten la caricia del cristasol
En realidad, los asuntos esos con los que parece que se va a parar el mundo todos los días son señuelos, trucos, carnaza. Luego no pasa nada. Por eso, queridos votantes, no se crean las promesas electorales. Tampoco la de Ayuso cuando dice que la libertad en Madrid es no encontrarte con tu ex.
Porque si algo tiene Madrid es una especial atracción para las casualidades, para las carambolas, para las sorpresas y para los “¡Anda, tú por aquí!”.
Pues sí, ya ves, por aquí hemos venido: a comprobar que todavía no han puesto las banderas de los países de calle a calle -porque Madrid sigue siendo un poblachón-, y a recordarte, querido y querida líder y lidersea político que los ex pueden ser necesarios para gobernar… en algún momento de tu vida.