El hundimiento de Ciudadanos en las elecciones generales, donde ha perdido unos 2,5 millones de votos y ha pasado de 57 escaños en el Congreso a solo 10, ha provocado decepción, tristeza e incluso lágrimas en la sede del partido, visibles tanto en los militantes como en dirigentes y candidatos.
Las caras de los escasos militantes que se habían congregado en la sede de la calle Alcalá, en Madrid, reflejaban lo que luego se ha visto en los rostros compungidos de Inés Arrimadas o Begoña Villacís, que, entre otros miembros de la Ejecutiva, han salido a arropar a Albert Rivera cuando ha comparecido ante los periodistas, pasadas las 23.00 horas, para asumir el mal resultado electoral.
El líder del partido y candidato a la Presidencia del Gobierno, no obstante, ha mantenido el tipo al anunciar su decisión de convocar este lunes a la Ejecutiva nacional y proponer la celebración de un Congreso extraordinario para que los militantes decidan el futuro del partido, abriendo así la puerta a una posible dimisión.
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