Donald Trump llegó al poder con un gran listado de promesas. En un pequeño puñado de las mismas, como construir un muro para parar la inmigración, reemplazar la cobertura sanitaria de Obamacare, que consideraba medicina socialista, por otro modelo mejor y más barato ha tenido cierto éxito. En otras, como nombrar jueces afines y conservadores, el éxito ha sido rotundo.
Construir un Muro con México
Donald Trump llegó al poder con un mantra: Construir un muro. Ese muro tendría unos 1.700 kilómetros a lo largo de toda la frontera sur y México pagaría por él. ¿Qué ha sucedido? Se han construido aproximadamente 600 kilómetros después de cuatro años pero, salvo 25 kilómetros, todo lo demás ha sido refuerzo y reparación de estructuras ya existentes.
“México está pagando por el muro”, repitió Trump hace un mes escaso en un mitin en Florida. México no ha puesto un dólar. El muro está siendo sufragado por los contribuyentes estadounidenses. Los partidarios de Trump se muestran indiferentes a este hecho. El muro para los votantes republicanos es algo simbólico. La manifestación física de una política de represión de la inmigración con la que están de acuerdo. En cifras, la inmigración ilegal se redujo durante el primer año del mandato de Trump al punto más bajo desde 1970, para subir en 2019 al punto más alto en una década y volver a reducirse drásticamente durante la pandemia.
Este muro simbólico del que se habla ha tenido respuesta en el dolor de las decenas de miles de emigrantes que han visto frenadas en seco sus peticiones de asilo. Las instrucciones del Fiscal General, Jeff Sessions, de separar a los niños de sus padres en la frontera con el único objetivo de convertirlo en una medida disuasoria muestran la extrema dureza de la política migratoria de EEUU bajo Trump. Esa separación intencionada ha provocado que 500 niños aún desconozcan el paradero de padres expulsados del país sin haber permitido que se reunieran con sus hijos.
Otra forma de erigir un muro disuario ha sido tratar de de acabar con el DACA, un programa que impide la deportación de aquellos inmigrantes que llegaron como niños y les permite trabajar legalmente cuando alcanzan la edad. En EEUU existen 700.000 personas en esta situación, se les conoce como “dreamers”. La inmensa mayoría llevan casi toda su vida en el país, pero el sistema no les ofrece ninguna posibilidad de regularizar su situación.
Desmantelar Obamacare
Otra de las promesas señeras de Trump consistía en revocar la Ley de Asistencia Asequible promulgada durante los años de Obama. Obamacare consiguió extender la cobertura sanitaria a once millones de estadounidenses. Trump prometió reemplazar el nuevo sistema y casi lo consigue el primer año pero el voto decisivo del senador republicano John Mc Caín, quien falleció poco después, lo impidió. El presidente de EEUU si que ha tenido éxito en eliminar una provisión fundamental de la ley, el mandato individual, que penaliza a quien no contrate un seguro médico. Además, existe en la actualidad un recurso en el Tribunal Supremo que, de estimarse, podría conseguir el objetivo. Si bien Donald Trump prometió desvelar un proyecto mejor y más barato, no ha presentado una alternativa.
Nombrar jueces conservadores
Esta es la promesa en la que más éxito ha tenido la presidencia de Trump. Durante su mandato, por diversos motivos, ha conseguido nombrar tres jueces del Tribunal Supremo. Estos jueces ostentan el cargo de forma vitalicia y tienen un impacto sobre la interpretación de la Constitución y las leyes que se puede dejar sentir durante décadas. Donald Trump no solo ha renovado estos jueces, sino que lo ha acompañado con extensivos nombramientos en tribunales de instancias inferiores, llegando a nombrar el 25 por ciento en total de los jueces federales que existen en la actualidad.
Las implicaciones son enormes. Existe el riesgo de que decisiones judiciales, como Roe vs Wade que sirvió para legalizar el aborto en EEUU tengan sus días contados, o el mismo sistema de salud creado por Obama que protegía contra la exclusión por condiciones preexistentes. En unas elecciones tan contestadas como estas y que anuncian recursos legales sobre el voto por correo, supresión de voto e intimidación del votante, Trump podría beneficiarse del factor campo que le otorga una judicatura que ha nombrado él mismo.