España es uno de los países de la UE con una mayor tasa de absentismo por incapacidad temporal, con un ritmo de crecimiento acelerado. Es uno de los datos que constata el informe que hoy han presentado el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) en colaboración con la mutua Umivale Activa que analiza cómo ha evolucionado la incapacidad temporal y la siniestralidad en España.
Y es que entre 2018 y 2023 el número de jornadas laborales por incapacidad temporal que se han perdido ha pasado de los 242 millones a 368 millones, es decir, se ha incrementado un 52%. Esto equivale a que un millón de trabajadores de baja al día en 2023 o lo que es lo mismo; que cada trabajador estuviera 20 días al año ausente. Las incapacidades temporales ya suponen un coste de 81.000 millones de euros al año en términos de PIB, mientras que se duplican los procesos de larga duración, siendo las principales patologías, las algias y la salud mental.
Los procesos de larga duración, es decir aquellos que duran más de 365 días, son los que más han crecido en los últimos años, en los que se han duplicado, pasando de 83.000 en 2018 a 167.000 en 2023. De todos ellos, más de la mitad de los trabajadores con una baja activa en 2023 fueron repetidores, es decir, ya se habían acogido a una incapacidad temporal con anterioridad. El porcentaje de personas repetidores sobre el total de la población se ha incrementado un 55% desde 2018, unos casos que concentran el 69% de las bajas.
Las patologías más difíciles de objetivar como las conocidas como algias (lumbalgias, cervitalgias…) y la salud mental son las que generan un mayor nivel de absentismo por IT y su peso no deja de crecer, y es que la salud mental sube un 111%. Las bajas por problemas de salud mental y algias suponen el 56% de los procesos en vigor de larga duración, ambas han ido ganando peso en los últimos años.
Perfil de las bajas por incapacidad temporal
Fueron las mujeres, las que en 2023 registraron unos valores más elevados de absentismo por IT, sin embargo, el estudio constata una disparidad de resultados en función de la edad, con un indicador de IT del 3% en el caso de los jóvenes entre 16 y 29 años y del 9,6% en el caso de los trabajadores entre 60 y 64 años, es decir aquellos que están más cerca de su jubilación. Al contrario de lo que se podría pensar, se invierte la tendencia y se observa una mayor incidencia de las bajas laborales entre los más jóvenes, pese a que en todos los grupos de edad se ha observado un incremento de la incidencia anual.
En cuanto al nivel de estudios, las ausencias son más frecuentes entre las personas con una menor formación, mientras que se constatan también diferencias en función de la nacionalidad de los trabajadores; así los trabajadores extranjeros incurren en unas menores tasas de bajas laborales que los españoles, algo que puede estar vinculado, según los expertos a las diferencias culturales y a la sensación de mayor inseguridad por tener menos recursos disponibles.
Se analiza también las características de los empleos, detectando el estudio una mayor probabilidad de tener IT en los trabajadores con un contrato indefinido y a jornada completa, mientras que la probabilidad es también mayor en los casos de ocupaciones menos cualificadas. Por territorios, se aprecian diferencias, constatando unas mayores tasas de absentismo en Canarias, País Vasco y Galicia, que superan el 7% de las jornadas perdidas, frente a los menores porcentajes que se dan en las Baleares, La Rioja y Madrid.
La incapacidad temporal en los autónomos
En el caso de los trabajadores autónomos, el informe constata que se da un menor porcentaje de días de baja y se produce una menor incidencia entre este sector. Existe una menor heterogeneidad por sexos de las bajas entre los trabajadores por cuenta propia, mientras que los casos de baja laboral por motivos de salud mental son menos relevantes entre este colectivo. Además, los autónomos tienen menos baja por IT, pero en el caso de que las tengan duran más, aunque sus indicadores muestran una tendencia creciente en los últimos seis años.
El informe pone de relieve además cómo el incremento o el descenso de las incapacidades temporales tiene una vinculación directa con el ciclo económico; así durante momentos como los actuales en los que destaca un buen funcionamiento de la economía las tasas de incapacidad temporal suben, mientras que en las crisis descienden, porque los trabajadores tienden a ser más reacios a solicitar bajas o prolongarlas.
Concluye el estudio que el crecimiento de la IT se está alejando en estos momentos del que había sido hasta ahora su patrón habitual de comportamiento, por lo que sólo puede ser explicado por algunos cambios en el modelo de empleo. Cuestiones como la repetición de las bajas, el aumento de los procesos de larga duración y el crecimiento de las bajas por salud mental y algias son algunos de los elementos fundamentales de esta evolución.