Uno de cada cuatro jóvenes en España trabaja en un empleo a tiempo parcial y su tasa de temporalidad duplica la media española. El sueldo de los jóvenes en España está un 35% por debajo de la media y tardan más tiempo que sus padres y abuelo en conseguir una inserción laboral plena. Los españoles que nacieron en los años 50 alcanzaban el salario medio a los 27 años, ahora, sus hijos y nietos no lo consiguen antes de los 34 años, según un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigación Económica.
La mitad de los jóvenes de entre 16 y 29 años, el 53%, vive en hogares que casi no llegan a final de mes. Los hogares jóvenes cuentan con un 15% menos de renta. Pero llega a ser un 40% menos de renta en aquellos hogares con jóvenes sin formación superior. La educación sigue siendo el principal ascensor social, tanto para subir como para bajar en los estratos colectivos.
Los jóvenes con Formación Profesional de grado superior cuentan con salarios casi un 12% superiores a los que solo tienen educación obligatoria. Los universitarios logran puestos de trabajo con una remuneración un 38% más alta. La educación impulsa la movilidad social, aunque el estudio muestra deficiencias al no compensar suficientemente el sistema educativo las carencias del alumnado procedente de niveles más desfavorecidos. El origen social sigue condicionando, pues "los entornos desfavorecidos se traducen en una escolarización infantil tardía y menos apoyos para mejorar el rendimiento escolar".
La pirámide poblacional también está cambiando. Los jóvenes representan el 14.8% de la población. La pérdida de peso demográfico de la juventud "reduce su influencia en las políticas públicas, quedando sus problemas relegados, en particular en su inserción laboral, frente a los de otros colectivos más numerosos".
La monografía Presente y Futuro de la Juventud española, de la Fundación BBVA y el IVIE, refleja que las limitaciones en la igualdad real de oportunidades educativas "dejan cicatrices duraderas". La larga y lenta mejora de los salarios genera consecuencias negativas sobre las cotizaciones sociales. Si las desventajas iniciales se prolongan en el tiempo y no se compensan durante la vida laboral, los jóvenes de hoy tendrán pensiones más bajas.